La polémica propuesta de la alcaldesa que quiere dejar que el libre mercado decida quién vive y quién no
A pesar de que Estados Unidos es uno de los países más golpeados por la pandemia del coronavirus en el mundo, la alcaldesa de Las Vegas, Carolyn Goodman, propuso reabrir los casinos, restaurantes, hoteles y centros de convenciones, con el único objetivo de reactivar la economía en la ciudad que recibe en condiciones normales a 42 millones de turistas por año. Al defender esa cuestionada iniciativa en un programa televisivo, la alcaldesa redobló la apuesta y propuso a su ciudad como un laboratorio experimental para que científicos evalúen si es cierto que morirían más personas sin medidas de distanciamiento social.
Goodman había cuestionado las disposiciones del Estado de Nevada que la obligan a cerrar todos los locales de la zona y dijo que eran “una total locura” porque “los virus existieron por años”. Luego, desconfiada del efecto positivo del confinamiento, resaltó que no era posible atribuirle ese éxito a las medidas de distanciamiento social sin un estudio previo. Por eso, propuso a sus ciudadanos como conejitos de indias para que se determine si hay o no una diferencia de fallecimientos y contagios entre las ciudades aisladas y las abiertas. En una entrevista con la CNN, contó enojada que ya había hecho la propuesta, pero que se la denegaron.
Técnicamente, sugirió que sus ciudadanos integren un “grupo de control”, liberados completamente de las restricciones. Esta modalidad de estudios científicos se utiliza cuando, por ejemplo, se quiere comprobar la eficacia de un compuesto con un fin determinado. En un ensayo clínico, los pacientes que participan en él se dividen en dos grupos, el experimental y el de control, de forma que a los primeros se les administra la sustancia en cuestión y a los segundos no. Así, se puede saber si de verdad hay una diferencia real entre tomar y no tomar el fármaco en cuestión.
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