A una semana de la dura carta y la reunión con el presidente Alberto Fernández, el doctor Arnaldo Dubin advirtió que hay peligro cierto de un desastre sanitario si continúa la flexibilización de la cuarentena

El pedido de auxilio era en realidad un grito a toda la sociedad y también al Gobierno. Los médicos que atienden a las personas en las terapias intensivas, que padecen una forma moderada o grave de COVID-19 se vieron muchas veces desbordados en los últimos días con la carga previa de arduo trabajo y cansancio acumulado por la pandemia y por el incremento de contagios e internaciones ocurridas recientemente.

Por eso, el primer día de septiembre, escribieron una carta desde la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) en la que alertaban del colapso en la atención médica que estaban viviendo.

“Sentimos que no podemos más. Observamos en las calles cada vez más gente que quiere disfrutar, que reclama sus derechos, que se siente bien por ahora. ¿Qué pasará con ellos y sus familiares mañana? ¡Ojalá que no se transformen en uno de nuestros pacientes que, con fuerzas, trataremos de arrebatarle a la muerte!”, afirmaron los médicos, enfermeros, kinesiólogos y otros miembros de la comunidad de terapia intensiva en la cruda misiva.

Personal médico realiza controles a pacientes con COVID-19 en una unidad de terapia intensiva en un hospital de la provincia de Buenos Aires (Argentina). EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo Personal médico realiza controles a pacientes con COVID-19 en una unidad de terapia intensiva en un hospital de la provincia de Buenos Aires (Argentina). EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo

Al otro día, varios de sus miembros, encabezados por el doctor Arnaldo Dubin fueron recibidos por el presidente Alberto Fernández en la Residencia de Olivos donde se mostraron preocupados por el colapso que está viviendo el sistema sanitario en varias regiones del país, incluida la ciudad de Buenos Aires.

Los contagios están aumentando y la enfermedad se está dispersando en el país. En el AMBA la situación sigue siendo muy grave. Algunos sostienen que estamos en una meseta y eso da tranquilidad. Pero nosotros no estamos de acuerdo con eso. Es una meseta con muchos casos y hay un riesgo de saturación del sistema sanitario. Estamos particularmente preocupados por la situación en las terapias intensivas, que antes de la pandemia ya era compleja. La pandemia no solamente desnudó las carencias estructurales y agravó la situación. Tenemos una sobrecarga de trabajo enorme, como jamás ocurrió antes. Estamos agotados físicamente, exhaustos en los psicológico. Comentemos errores, nos enfermamos. Hay compañeros fallecidos. Los resultados en terapias intensivas no son los mismos. La letalidad está aumentando, aún con valores mejores al resto del mundo”, manifestó a Dubin a la salida de la reunión.

Hoy, una semana después de aquel encuentro, Dubin volvió a manifestarse al pedir desde la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva que se vuelva a una fase de aislamiento más estricta porque “las proyecciones matemáticas de coronavirus en el país son aterradoras”.

“La Argentina tiene una letalidad baja comparada con otros países que tienen sistemas de salud muy desarrollados, como es el caso de Reino Unido. Es decir, tenemos muchos menos decesos en relación a la cantidad de contagiados. Sin embargo, la letalidad está aumentando y esto tiene que ver con lo que está pasando en la terapia intensiva y la escasez de médicos especializados. Eramos pocos antes de la pandemia y la enfermedad agudizó este problema”, explicó Dubin.

Rodolfo Velazquez, quien padece coronavirus (COVID-19), descansa en su cama de terapia intensiva en el hospital Dr. Alberto Antranik Eurnekian, en Ezeiza, en los suburbios de Buenos Aires, Argentina. August 21, 2020. REUTERS/Agustin Marcarian

Rodolfo Velazquez, quien padece coronavirus (COVID-19), descansa en su cama de terapia intensiva en el hospital Dr. Alberto Antranik Eurnekian, en Ezeiza, en los suburbios de Buenos Aires, Argentina. August 21, 2020. REUTERS/Agustin Marcarian

Estamos exhaustos, estamos propensos a cometer errores, y la enfermedad ha diezmado nuestras filas. Nuestro compromiso es ineludible, pero somos humanos y tenemos límites”, afirmó en declaraciones a Radio Provincia.

“Vemos con preocupación lo que ha pasado durante estos últimos días. Vimos que la gente se aglomeraba en bares y café sin guardar distancias y sin elementos de protección. Cuestiones bizarras, como el festejo en el Cerro Chapelco, o las manifestaciones en el Obelisco quemando barbijos. Esto se va a acompañar con un aumento de casos. Y esto no sé si lo vamos a poder afrontar en las terapias intensivas”, aseguró y denunció que algunos sectores “insisten en que la situación epidemiológica está controlada, que se flexibilice la circulación y que no haya controles, pero esto tendrá un valor muy determinante en el comportamiento de la población”.

El médico explicó que si bien en terapia intensiva los profesionales están preparados para los peores escenarios, “esos discursos no ayudan porque estamos frente a riesgos significativos”. “Hay peligro cierto de desastre sanitario”, remarcó y afirmó que “las proyecciones matemáticas son aterradoras”.

Un médico revisó el estado de salud de un paciente con COVID-19 en el Pabellón de Terapia Intensiva (Foto: Cuartoscuro)Un médico revisó el estado de salud de un paciente con COVID-19 en el Pabellón de Terapia Intensiva (Foto: Cuartoscuro)

“Yo no soy epidemiologo o sanitarista, soy profesor e investigador e intensivista y mi enfoque puede ser recortado. Pero estoy alertando un colapso de la terapia intensiva y no veo otra posibilidad que hacer más estricta las medidas de aislamiento, que es lo único que se puede hacer”, afirmó. También explicó que “los intensivistas somos una especie en extinción. Y eso no se puede comprar, no se puede fabricar”.

Terapias intensivas llenas

“En 20 provincias se registra un aumento de la ocupación de camas en el último mes y muchas de ellas están casi al 100 por ciento como Córdoba, Mendoza, Santa Fe y Jujuy” con el agravante de “una merma de intensivistas” para la atención, indicó la secretaria de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, (SATI) Rosa Reina.

“Antes de la pandemia había 1.800 intensivistas en todo el país y que ahora son muchos menos ya que algunos fallecieron por el mismo coronavirus y no se puede incrementar el número porque se trata de una especialidad que requiere una formación profesional de cuatro años”, agregó. Por su parte, Célica Irrazábal, médica de terapia intensiva del Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires, precisó que “hace mucho” que los profesionales del área son “pocos” y remarcó que, “cuando se da este síndrome de acorralamiento de camas, lo sufrimos siempre”.”Aumentó entre cinco y seis veces la cantidad de camas pero no los intensivistas. En el Clínicas se multiplicó por siete la cantidad de camas, pero dado el aumento de contagios era un milagro tener una cama libre, aunque siempre pudimos dar respuesta a la demanda”, destacó Irrazábal.

Según datos del Ministerio de Salud, el total de camas de terapia intensiva en toda la Argentina es de 11.500: 3757 en la provincia de Buenos Aires y 2000 en la Capital Federal (400 públicas y 1600 privadas).