Con una lista de planteos y sin perder la buena sintonía política con el oficialismo, la cúpula de la CGT se reencontró hoy en Olivos con Alberto Fernández. Asado mediante, el sindicalismo le pidió al Presidente una desde silla clave en el organigrama del Gobierno -que finalmente no consiguió- hasta una mejora de la pauta salarial y el reparto vacunas para los afiliados de los gremios.

Uno de los puntos más sensibles de la agenda pasó por el lugar que quedó vacante en la Superintendencia de Servicios de la Salud (SSS), tras la sorpresiva muerte de Eugenio Zanarini esta semana. Tal como anticipó LA NACION, los gremialistas pretendían que Fernández coloque a uno de los suyos en el organismo que controla a las obras sociales. Propusieron a David Aruachan, un médico que hoy ocupa el cargo de gerente general en el ente.

Pero el Presidente optó por otro nombre, confiaron altas fuentes oficiales a LA NACION. “No va a ser la persona que ellos quieren, pero lo entendieron”, dijo un portavoz oficial a la salida del encuentro. Para tranquilizar a los popes sindicales, Fernández les transmitió a los gremialistas que el futuro titular de la SSS será “alguien que viene del área, que conoce el funcionamiento del organismo y que trabajó anteriormente en el sector sindical”.

Según pudo reconstruir LA NACION a partir de fuentes sindicales, Fernández ubicará al frente de la SSS a Daniel Alejandro López, un médico cirujano amigo íntimo del eyectado ministro Ginés González García, que hasta ahora se desempeñaba al frente del Programa Federal Incluir Salud. Fue coordinador quirúrgico de la obra social Osecac y trabajó durante el primer kirchnerismo como gerente de Prestaciones Médicas del PAMI.

López no solo trabajó bajo el ala de González García en el Estado. La relación de ambos trasciende a los negocios, ya que ambos fueron socios en 2006 Tierra de Huanacache SA, una firma que controla una bodega y donde participaron también otros funcionarios que reportaron al ex ministro de Salud. Según fuentes gremiales, Fernández conversó en los últimos días de la sucesión en la SSS con Ginés, tras varios meses sin diálogo por el escándalo del vacunatorio VIP.

“Nosotros desde el día uno proponemos a David (Aruachan) para conducir la SSS, pero entendemos las necesidades de quien gobierna. Y David quedará en su cargo como gerente general”, dijo a LA NACION uno de los sindicalistas a la salida del convite, que mostró cierta conformidad.

“Alberto le tiene confianza”, resumieron cerca del Presidente. Fernández descartó así para la SSS el desembarco de nombres que orbitan en el kirchnerismo duro, como la santacruceña Liliana Korenfeld, o algún funcionario del riñón del viceministro de salud bonaerense, Nicolás Kreplak.

Daniel López
Daniel Lópezhttp://alianzapacientes.org/

Del asado en Olivos con el Presidente participaron Héctor Daer, Gerardo Martínez, José Luis Lingeri, Antonio Caló, Andrés Rodríguez, Carlos Acuña, Armando Cavalieri, Sergio Romero, Roberto Fernández, Jorge Sola. Por el Gobierno se sumaron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, y el ministro de Trabajo, Claudio Moroni.

Más tarde se sumó a la partida la ministra de Salud, Carla Vizzotti, junto a la asesora presidencial, Cecilia Nicolini, las dos funcionarias clave en la gestión de las vacunas. Los sindicalistas reclamaron que se incluya a sus afiliados al plan de vacunación, sobre todo aquellosque se encuentran más expuestos a la pandemia.

Según fuentes sindicales, se acordó que los gremios le eleven al Ministerio de Salud una nómina con los trabajadores con más exposición y riesgo -como los colectiveros- para que sean contemplados en el cronograma. Fuentes oficiales, sin embargo, aclararon que “no se va a modificar el plan de vacunación” que prevé que se vacunen primero las personas mayores de 60 años y los pacientes de riesgo de entre 18 y 59, sin otro tipo de prioridades. “Todo depende de la afluencia de las vacunas”, agregaron.

Otro tema sensible de la agenda fue la situación financiera de las obras sociales, un reclamo permanente del sindicalismo. La CGT perdió la llegada que tenía en el Ministerio de Salud cuando estaba bajo el mando de Ginés González García. El ex ministro venía conversando con los gremios posibles reformas como la creación de una “canasta prestacional” con un número de prestaciones que reemplacen al Programa Médico Obligatorio (PMO), que hoy le genera un rojo de aproximadamente $1500 millones mensuales a la caja sindical más importante.

Por eso los cegetistas temen que, sin tener todavía una relación de confianza con Vizzotti, ganen terreno las ideas que emanan del campamento kirchnerista y que habla de una “integración” de los tres sistemas de salud (el público, el privado y el de las obras sociales) con mayor injerencia del Estado.

En principio, el planteo que llevaron los gremialistas a Olivos estuvo vinculado a las prestaciones de transporte y educación a las personas con discapacidad. “No lo deberían cubrir las obras sociales, lo que pretendemos es que tenga financiamiento del Gobierno”, dijo un sindicalista a LA NACION, que aseguró qe Presidente tomó nota del reclamo.

El último punto de la agenda pasó por la macroeconomía. Los sindicalistas advirtieron que ven peligrar la formula de Guzmán de cerrar las paritarias algunos puntos por encima de la inflación. “Hay que seguir con las reuniones sectoriales para contener precios”, insistió uno de los popes de la CGT. Desde la central gremial deslizaron que “se concertó un fuerte compromiso para trabajar sobre la escalada de precios para que no terminen licuando los aumentos salariales”.