Proponen otra vez sesionar en una sala de convenciones y que los que no puedan llegar se conecten desde sus legislaturas, como exigió la vicepresidenta para los senadores.

Cambiemos aceptó hacer otro intento de una sesión mixta en Diputados con la mayoría conectados fuera del recinto después de la falida votación de prueba de este miércoles, pero propuso modificar el protocolo y adoptar algunas precauciones que tomó Cristina Kirchner para su sesión del miércoles 13.

En un confuso comunicado, los jefes de la UCR (Mario Negri), Cristian Ritondo (PRO) y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica), reiteraron la propuesta de hace 15 días para sesionar en forma presencial en un salón de convenciones como el Centro Cultural Kirchner o el Teatro Colón pero aceptaron que, aún en ese caso, muchos diputados no puedan llegar y se conecten desde sus legislaturas provinciales.

Se trata de una propuesta que acercó el ex diputado Juan Brügge y la ex presidenta tomó a rajatabla. En su decreto, obligó a los senadores a buscar un organismo oficial en sus residencias para conectarse y sólo en caso de fuerza mayor que puedan justificar confiar en la banda ancha hogareña.

El tercer párrafo del comunicado de Cambiemos parece tomar ese ejemplo, como también el de contar con un inspector del Registro Nacional de las Personas (Renaper) frente a la computadora de cada legislador. Massa fue el primero en firmar el convenio con el organismo para identificar a los diputados pero no lo obligó a supervisar.

“Le solicitamos a la Presidencia de la Cámara que arbitre los medios para instrumentar una sesión la semana próxima, contemplando que en los casos en que haya diputados que por cuestiones de salud se vean impedidos de desplazarse hasta la Ciudad de Buenos Aires puedan asistir a sus legislaturas provinciales o se les habilite el sistema remoto con certificación pública de identidad”, señala el principal bloque opositor.

“Hemos acercado nuestros proyectos a la Presidencia de la Cámara, creemos que es imprescindible debatir sobre cómo enfrentar la crisis económica en la convicción de que el debate de distintas fuerzas políticas reforzará la legitimidad de las medidas y enriquecerá las propuestas”, concluyen.

Los jefes de Cambiemos mantuvieron teleconferencias con sus dirigidos para contenerlos después del mal trago de ayer y no tardaron en escuchar los reproches de los más intransigentes, que forzaron los viajes de la semana pasada al Congreso para reclamar abrir el recinto.

Muchos parecían esperar un mal final: Fernando Iglesias, del PRO, dijo no haberse podido loguear y en el oficialismo aseguran que empezó a quejarse por twitter cuando le faltaban varios pasos. Esta mañana, presentó un pedido de informes sobre lo ocurrido.

Un duro de la UCR es Alfredo Cornejo, ex gobernador de Mendoza, la primera provincia que ensayó una sesión remota en su Legislatura. También denunció problemas de conexión, pero sus compañeros aseguran que fue porque la informática no siempre le sienta bien.

El principal argumento de los negociadores para volver a confiar en las pruebas de Massa fue que hace 10 días diputados de la UCR y el PRO pidieron formalmente sesiones mixtas cuando sus compañeros viajaban por el país para llegar al Congreso. El acuerdo, entonces, fue mezclar las dos propuestas de esos días en un comunicado, aunque saliera confuso.

La principal autocrítica de los encargados de probar el sistema fue haber expuesto en una sesión pública el simulacro, conducta que no repetirá Cristina Kirchner, que practicará este viernes en el recinto a puertas cerradas.

Los técnicos de informática de Diputados se quedaron hasta la madrugada probando códigos para evitar que el sistema vuelva a saturar y creen haber encontrado el desarrollo necesario. “El sistema nunca se cayó y la prueba es que tenemos toda la información”, explicaban.

Otra medida que se tomará fue unificar el software entre los 40 que vayan al recinto y el resto, porque no funcionó bien el audio separándoos. En el recinto había muchos que no escuchaban nada.

Este jueves hubo pruebas desde las 15 horas con tandas de 30 diputados, entre los que estuvieron algunos “duros” como las lilitas Paula Olivetto y Mariana Zuvic. Desde mañana seguirán por bloques y no hay expectativa de sesionar el sábado, como aventuró Massa cuando fracasó la votación de prueba.

La hoja de ruta, al menos en la noche del jueves, era buscar un día para hacer un simulacro a puertas cerradas, que podía ser el lunes, y recién después definir la primera sesión. La posibilidad de ampliar presencias está descartada, porque incluso algunos empleados quedaron temerosos por la cantidad de gente que circuló por el Congreso en un momento de la tarde. De a ratos, el distanciamiento social fue imposible.

En Cambiemos, además, empezaron a dudar de hacer una reunión con temas acordados sin alguno que al menos signifique un antes y un después visible para la gente. No les alcanza con la ley de recetas digitales o de economía del conocimiento.

Podrían consensuar asistencia a pymes o a los médicos y personal de seguridad que enfrenta el virus desde el 20 de marzo. “Necesitamos dar un mensaje político”, repiten en las teleconferencias. Les funciona el sistema.