Según los primeros datos aportados por el fiscal Hugo Costilla, la joven Micaela murió por «asfixia por sofocación» provocado por un «trapo en la boca», descartando la versión que indicaba que la víctima había caído por las escaleras.

Otro de los datos que reveló la autopsia es que la joven «no estaba embarazada» y que las quemaduras que presentaba en gran parte de su cuerpo fueron «post mortem».

Otro de los datos, es que las placas radiográcas practicadas a los
restos desmembrados de la joven, no se pudo corroborar que existieran golpes previos, debido al
estado del cuerpo, ya que estaban «prácticamente carbonizados».