El número de casos diarios de COVID-19 en China alcanzó un récord desde el inicio de la pandemia, mostraron datos oficiales el jueves, en medio de múltiples brotes y restricciones por todo el país.

China registró un total de 31.444 nuevos casos el miércoles, de los que 27.517 eran asintomáticos, indicó la Oficina Nacional de Salud de este país de 1.400 millones de habitantes.

El récord precedente se remontaba a mediados de abril de este año, con 29.317 infecciones, coincidiendo con el confinamiento de Shanghái, la tercera ciudad más poblada del mundo, que se alargó durante dos meses y provocó problemas de abastecimiento para sus habitantes.

La Comisión Nacional de Sanidad de China también sumó dos fallecidos, con lo que la cifra total de muertes por la enfermedad asciende a 5.232.

Beijing, semidesierta: una mujer cruza la calle en el Distrito Central de Negocios (REUTERS/Thomas Peter)Beijing, semidesierta: una mujer cruza la calle en el Distrito Central de Negocios (REUTERS/Thomas Peter)

China es la única gran economía del mundo que todavía persigue erradicar por completo el virus de su territorio con confinamientos de ciudades enteras, aislamiento de los contactos de positivos y test masivos, bajo la estricta política de “COVID cero”.

La capital china experimenta su peor brote epidémico desde el inicio de la pandemia a fines de 2019. Decenas de inmuebles residenciales fueron confinados y las empresas pasaron en su gran mayoría al teletrabajo.

Beijing anunció el miércoles casi 1.500 nuevos casos, la inmensa mayoría asintomáticos, en una población de 22 millones de habitantes. Es la cifra más elevada en la ciudad, aunque muy baja respecto a los estándares internacionales.

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Escuelas, restaurantes y comercios cerraron por temor de verse colocados en cuarentena mientras el cansancio y la fatiga mental de los habitantes no para de aumentar por estas restricciones, a menudo vagas y cambiantes, cuya duración nunca se anuncia de antemano.

Las restricciones también han hecho mella en los residentes de China, cada vez más frustrados, así como en la producción de las fábricas, incluida la mayor planta de iPhone del mundo, que se ha visto sacudida por violentos enfrentamientos entre trabajadores y personal de seguridad en una rara muestra de disidencia.

En medio de las restricciones por coronavirus, los trabajadores de la fábrica de Apple en China protestaron por una suba salarial y fueron violentamente reprimidos

“Creemos que la reapertura será probablemente un proceso prolongado con altos costes”, escribieron los analistas de Nomura en una nota. La correduría recortó su previsión del PIB para el cuarto trimestre al 2,4% interanual desde el 2,8%, y también recortó su previsión de crecimiento para todo el año al 2,8% desde el 2,9%.

Los dirigentes chinos se han mantenido firmes en su política de “COVID cero”, que incluye algunas de las restricciones más estrictas del mundo, alegando que es necesaria para salvar vidas y evitar que el sistema médico se vea desbordado.

Sin embargo, en un reconocimiento de la presión sobre la economía, el gabinete dijo que China utilizará recortes oportunos en las reservas de efectivo de los bancos y utilizará otras herramientas de política monetaria para asegurarse de que hay suficiente liquidez, según informaron los medios de comunicación estatales el miércoles, un indicio de que un recorte en el coeficiente de reservas obligatorias (RRR, por sus siglas en inglés) podría llegar pronto.

Las bolsas chinas caían el jueves, ya que la preocupación por la cifra récord de casos eclipsó el optimismo de los nuevos estímulos económicos.

Aunque las cifras oficiales de contagio son bajas en comparación con los estándares mundiales, China intenta acabar con todas las cadenas de contagio, lo que la convierte en una excepción mundial bajo una política emblemática del presidente Xi Jinping.