Así lo dio a conocer el Fray Marcelo Méndez, quien es el vicepostulador de la Causa de Fray Mamerto Esquiú.
Ahora la causa debe ser analizada por un grupo de teólogos del Vaticano conformada por cardenales, arzobispos y obispos para la discusión sobre el hecho teológico.
Al conocerse la noticia las campanas de la catedral de Nuestra señora del Valle repicaron por varios minutos en señal de alegría y regocijo.
A primeras horas del jueves, se conoció que la Comisión Médica convocada por el Vaticano aprobó por unanimidad el milagro obrado por Dios gracias a la intercesión de Fray mamerto Esquiú.
El Vicepostulador de la Causa, Fray Marcelo Méndez, desde Salta, donde reside, dio a conocer la noticia a través del siguiente comunicado:
“Hoy 21 de noviembre de 2019, siendo en Argentina las 7.00, y en Roma las 11.00, la Consultación de los Médicos de nivel internacional convocada por la Santa Sede, ha declarado la inexplicalidad del milagro atribuido a la intercesión de Fray Mamerto Esquiú. Ha sido una discusión cerrada, ha llevado su tiempo, pero finalmente todos los médicos, por unanimidad, han declarado que no tiene explicación científica.
Es una gran alegría para el pueblo de Dios, particularmente para toda Catamarca, porque un hijo suyo, un hijo de la Patria, de nuestra querida América Latina, un hijo de Dios, Fray Mamerto Esquiú, ha sido declarado no solamente reconocidas sus virtudes en grado heroico sino también este milagro de parte de Dios, gracias a la intercesión de Fray Mamerto Esquiú».
El milagro aprobado por el Vaticano
El hecho sucedió hace cuatro años y medio en Tucumán, pero se mantuvo en secreto para no despertar expectativas. Se recabaron las pruebas médicas y se determinó que podía ser incorporado a la causa de beatificación iniciada en 1946.
Sobre Fray Mamerto Esquiú
Fray Mamerto Esquiú nació en Piedra Blanca, Catamarca, el 11 de mayo de 1826. Hijo de humildes labradores, Mamerto vistió el hábito de San Francisco de Asís a los cinco años, a causa de una promesa que había hecho su madre cuando él era niño. Luego ella murió y él debió ingresar al convento franciscano de Catamarca a los 10 años. A los 17 ya era un estudiante sobresaliente. Fue diputado por su provincia y participó en el congreso que elaboró la Constitución Nacional.
Fue obispo de Córdoba. Murió en 1883 en la localidad catamarqueña de El Suncho, y sus restos descansan en la catedral de Córdoba, a excepción de su corazón, que, incorrupto, está en el convento franciscano de Catamarca. Ese corazón fue robado dos veces, la última en 2008.
Alguien rompió la vitrina y se lo llevó, pero fue detenido. Antes había sucedido en 1990. El corazón apareció a la semana siguiente en un techo del convento.