Un equipo de una ONG de personas con discapacidad cumple esa función en la planta de Longchamps.
El coronavirus es determinante en todo, la cuarentena sigue y también los vaivenes del mercado laboral relacionados con la pandemia. Muchos se vieron obligados a reinventarse para buscar una salida del laberinto.
En Buenas Manos es una ONG con más de 130 asociados con discapacidades: sordos, ciegos, personas en sillas de ruedas.
Normalmente, sus asociados están organizados en grupos de trabajo que realizan diferentes tareas para las cuales su hándicap no es impedimento.
Así, además de autosustentar la organización, buscan darle visibilidad a la capacidad de trabajo de personas con discapacidad.
“Los servicios que solíamos ofrecer antes de que apareciera el Covid-19 eran, por ejemplo, masajes brindados por personas ciegas, distribución de frutas por personas sordas, belleza de manos realizadas por mujeres en sillas de ruedas, entre otras cosas”, comienza contando Jimena Olazar, integrante de la ONG.
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