
Faltan menos de diez días para que Luls Inácio Lula da Silva jure en Brasilia. El 1° de enero empieza la tercera presidencia que ganó el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) triunfante en el balotaje del último domingo de octubre. Desde entonces, el objetivo mayor de su equipo de transición fue pactar con el Congreso, en especial con el presidente de Diputados Artur Lira, los intercambios necesarios para asegurar la elevación del techo de gastos erogables por la próxima Administración. No puede decirse que el cometido no se haya visto cumplido. Esperaban que fuera por cuatro años, después por dos. Consiguieron unsolo. Pero en la madrugada del jueves el voto positivo del Congreso a una Propuesta de Enmienda de la Constitución (PEC) había dejados asegurados, oara al Ejecutivo que sucederá a Jair Bolsonaro, nuevos recursos presupuestarios mínimossin los cuales todo accionar gubernamental se habría visto trabado, o frustado.
La Cámara de Diputados y el Senado sancionaron la enmienda constitucional, y Lula podrá cumplir su más primordial promesa de campaña. El Tesoro brasileño no se verá obligado a discontinuar el pago mes a mes del más universal de los planes sociales. El mismo que pagaba Bolsonaro, quien si hubiera sido reelecto presidente en la segund vuelta donde lo derrotó Lula también habría debido negociar con el Congreso. El mismo plan, pero con diferente nombre. Ya no se llamará Auxilo Brasil, sino que volverá a llamarse Bolsa Familia, como el antiguo plan petitsta los primeros mandatos de Lula. Y no sólo con diferente, recuperada denominación de origen. También con un aumento de un tercio de su monto. Según datos oficiales divulgados a comienzos de mes, unos 62,5 millones -sobre una población brasileña de 213 millones-, vive en condiciones de pobreza, el mayor nivel en los últimos diez años
Con la sanción de la reforma constitucional, concluía el primer capítulo de las negociaciones entre el futuro Ejecutivo y la Legislatura que se extinguirá con el fin de año. Pero lo presidentes cambian mientras que el Congreso sigue igual. Antes que primer capítulo negociador, el acuerdo cerrado el jueves fue prólogo a cuatro años de conflictos y regateos que prometen ser costosos pero cotidianos entre el Ejecutivo de centro-izquierda y el Legislativo con mayoría de derechas.
Según datos oficiales divulgados a comienzos de diciembre, unos 62,5 millones de personas en en Brasil, sobre una población total de 213 millones, viven en condiciones de pobreza, el mayor nivel en los últimos diez años
La enmienda que garantiza el cumplimiento de una promesa de campaña de Lula obtuvo en las dos sesiones de la Cámara de Diputados más de los 308 votos necesarios para su aprobación y en el Senado pasó con 63 votos a favor y once en contra en las dos votaciones. La aprobación es considerada como una importante victoria para Lula, que asumirá la presidencia de Brasil el ° de enero. Una reforma constituicional requiere de los 3/5 de los votos en las dos Cámaras del Congreso, y el pacto acordado, a cambio de favores recíprocos entre Lula y Lira, los consiguió.
La votación en el Parlamento se realizó a pesar de que esta semana una decisión de la Corte Suprema ya facultaba al Ejecutivo para modificar el presupuesto para garantizar los subsidios a los más pobres sin depender de la aprobación de la enmienda.
El pasado 7 de diciembre, también en dos votaciones y por amplia mayoría, el plenario del Senado había dado el aval al texto inicial que aumenta el techo de gasto del presupuesto para financiar ese vasto programa de subsidios a los más pobres.
No obstante, en la Cámara baja el texto pasó entre el martes y este miércoles por algunas modificaciones, como la reducción de dos años -como pretendía el nuevo Gobierno- para uno de la vigencia de la medida. Por esta deshidratación la propuesta fue devuelta nuevamente al Senado.
Aumento de la pobreza, fortalecimiento de los planes sociales
El principal punto de la Enmienda fue mantenido. Quedó garantizaado el pago mes a mes del subsidio o plan social Bolsa Familia, que tiene como destino la demografía más pobre del país. Cerca de veinte millones de familias reciben actualmente este auxilio qubsidio, que de no haberse realizado el ajuste del presupuesto que permite la reforma constitucional, se iba a reducir en un 33 % a partir de enero. Además de mantener ese valor, Lula quiere añadir un bono extra de 150 reales (unos 29 dólares) por cada menor de hasta seis años.
Desde enero, el valor del plan Bolsa Famiilia será de 600 reales (unos 115 dólares). Para costear el plan, los congresistas apoyaron elevar el techo de gasto, cuyo aumento está limitado por ley a la inflación, en 145.000 millones de reales (unos 28.000 millones de dólares) para así abrir espacio en el Presupuesto y garantizar los subsidios. El impacto fiscal de la medida ha despertado temores en el mercado financiero ante el riesgo de un deterioro aún mayor de las maltrechas cuentas públicas de Brasil.
El plan aprobado en el Congreso es inferior en un 17 % (30.000 millones de reales o unos 5.770 millones de dólares) a lo que pretendía inicialmente como aumento del presupuesto el Partido de los Trabajadores (PT), de Lula.ensuales. Este plan social fue una de las principales promesas de campaña de Lula. Pero también de la campaña rival del actual y vencido presidente Bolsonaro.
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