El Gobierno se prepara para dar a conocer en las próximas horas la oferta final para salir del default que empezó hace tres semanas, con un valor menor de USD 50 más un cupón que la acerque a lo que pretenden los bonistas.
Dos fuentes oficiales indicaron a Infobae que el banco Lazard trabaja en la confección de la propuesta, en base al diálogo que el equipo económico y los principales fondos de inversión desarrollaron estos últimos días.
La idea es que en las próximas horas se oficialice la extensión del plazo para hacer el canje y la nueva propuesta, con una mejora significativa respecto de la original, que valía USD 40 y recibió un rechazo superior al 80 por ciento. Si bien todavía hay cierto diálogo con los tres comités de acreedores, bajo el acuerdo de confidencialidad, el Gobierno ya tiene casi definida su oferta. “Los últimos metros son los más complicados de transitar”, expresó una de las fuentes.
Como indicó el ministro de Economía, Martín Guzmán, la oferta no se apartará del paraguas conceptual que le brindó el Fondo Monetario Internacional (FMI), en torno de los 50 dólares.
De este modo, habría una serie de bonos que, a una tasa de salida del 10 por ciento, deberían valer poco menos que 50 y a eso se sumaría esta idea mencionada hace un par de semanas y confirmada ahora por las autoridades de este cupón ligado a las exportaciones. Ese bono le podría agregar dos dólares más al valor presente neto de la oferta a una tasa de salida del 10 por ciento como la que utiliza el Gobierno.
El ejecutivo Alberto Bernal de XP Securities sostuvo que este endulzante “es un paso en la dirección adecuada; todo el mundo quiere un acuerdo y el punto sigue siendo cómo mejorar la oferta un poco más”.
“Me parece que la discusión de aceptar un 10 por ciento como exit yield ya está superada y este cupón ayuda a incrementar el valor de la oferta. Es lo mismo que un GDP warrant, solo que atado a exportaciones, y creo más en este instrumento porque es más difícil de manipular”, explicó.
Cabe recordar que por la manipulación de los datos del Indec entre 2007 y 2015, la Argentina enfrenta juicios en los tribunales de Nueva York por el pago del cupón ligado al PBI surgido del canje del 2005.
En cambio, Guillermo Mondino, director y socio fundador del fondo de inversión Mogador Capital, afirmó que esta idea del cupón “genera los peores incentivos para el Gobierno, ata el pago a algo que no controla el Estado y puede obligar al país a pagar fortunas si Argentina alguna vez hace las reformas que debería hacer”.
“Los acreedores, por otro lado, no lo van a valorar nada, como ocurrió originalmente con el cupón PBI, y es poco lo que va a resolver”, advirtió.
Para el ex secretario de Política Económica, la decisión de los bonistas de entrar o no al canje “es más compleja que solo el precio. Para empezar, 50 es solo con la tasa artificial de descuento del 10 por ciento”. “Esa tasa no es realista y, a una tasa más razonable, la oferta valdría bastante menos. En segundo lugar, tengo la sensación de que todos los acreedores esperan obtener algo más de 50, al 10 por ciento. No creo que haya arreglo a 52 o 53. El número, me parece, es más cercano a 55”, afirmó. De hecho, los integrantes de los comités Ad Hoc (de BlackRock) y de los Exchange Bondholders propusieron una oferta con un valor de 60 dólares, pero dejaron trascender que podrían acercarse a la zona de 54 o 55 dólares.
Además, Mondino aclaró que “los acreedores están igualmente preocupados por los términos legales que por el valor de la oferta. El flujo de caja es una condición necesaria para arreglar, pero los términos legales son también importantísimos. Y no sé cuánta flexibilidad está dispuesto a mostrar el Gobierno en esta dimensión”.
Mondino consideró que “no hay ningún instrumento tipo cupón ligado al PBI o a las exportaciones que el mercado lo vaya a valorar a mucho más que uno o dos dólares”.
“No me parece razonable desde la perspectiva del Gobierno hacer esas concesiones. No lo fue en el 2005, mucho menos lo es hoy”, concluyó.
En tanto, el director del estudio Eco Go, Federico Furiase, sostuvo que “es una buena idea desde el punto de vista de la sostenibilidad de la deuda del emisor, dado que estaría pagando más por una deuda en dólares una vez que mejore la oferta genuina de dólares por el lado de las exportaciones”.
En cambio, “desde el lado del inversor, la serie de exportaciones tiene una mayor volatilidad histórica que el PBI real, con lo cual eso es una desventaja para el acreedor y podría implicar una tasa de descuento más alta para el flujo teórico del instrumento en relación a si se atará al crecimiento del PBI”.
“La ventaja que tendría el inversor es que por un lado es más difícil tergiversar el dato de exportaciones que el dato del PBI. Y, por el otro, si se toma la media móvil de cinco años como referencia, el punto de partida podría dejar un upside relativo, dado que la media móvil 2015 a 2019 del total de exportaciones en dólares corrientes es 60.000 millones, frente a un pico de 76.100 millones para la media móvil 2010/2014, lo cual podría dejar un upside relativo”, detalló.
Además, aclaró que “si se toma el valor de las exportaciones, el escenario de híper liquidez global y tasas negativas en el mundo podría contribuir por el lado de una recuperación de los precios de los commodities y esto también podría favorecer el flujo teórico esperado de este endulzante si está atado al valor de las exportaciones en dólares corrientes”.