A comienzos de los años setenta yo era una niña, hija de una actriz y un actor, que disfrutaba en casa de una colección exquisita de long plays. Junto a mis hermanas menores, escuchábamos músicas de distintos lugares del mundo cuando nos despertábamos, mientras hacíamos la tarea escolar, en el tiempo libre.
Dos de los discos favoritos eran del emblemático sello Trova, de Alfredo Radoszynski, padre de una compañera del colegio. Se llamaban En La Fusa y Voce abusou, donde se destacaba la voz deliciosa de Maria Creuza.
Abusou, abusó. Fue la primera vez que escuché esa palabra, que no difiere demasiado en la pronunciación en brasileño y argentino. Nunca antes la había escuchado. Lo recordé hace unos días, durante una entrevista que le hice a la intérprete bahiana, radicada desde hace un tiempo en Buenos Aires.
Lamentablemente, ese vocablo se convirtió en uno muy usado, sobre todo entre las víctimas de violencia de género. Aclaro, por las dudas, que no es el uso del término lo que lamento. Sino la existencia del abuso como forma de (mal) trato entre las personas.
La canción refleja el sentimiento de desilusión y malestar que la integrante de una pareja siente frente a su compañero, quien se aprovechó de la fragilidad de ella. Quien canta es una mujer que se lamenta en primera persona sobre el padecimiento que la aflige en ese vínculo de (des)amor. El poder del amado la dejó en desventaja, más vulnerable, desarmada. La afectación negativa tiñe el tema.
Mucha agua pasó bajo el puente desde que la canción fue compuesta por Antonio Carlos y Jocafi y se publicó originalmente en el disco Mudei De Idéia. La marea verde del feminismo, el Ni una menos, y tantas manifestaciones aquí y en el resto del mundo visibilizaron que muchas veces lo que parece amor es abuso y maltrato.
Habrá que ir a escuchar a María Creuza al Café Berlín el jueves 13 a las 20, al Teatro Roxy, de Mar del Plata, el 19 de julio o al Templetón de Cariló, al día siguiente, para sentir con ella y sin correr riesgo ese padecer convertido en arte. Y, por supuesto, para gozar del resto de su repertorio en el espectáculo que tituló Encuentro, una celebración de los 80 años que cumplió el pasado febrero.
Creuza me dice que ama la Argentina desde que la visitó por primera vez junto con Vinicius de Moraes y Toquinho, en 1970, para hacer una seguidilla de shows. “Me gustan mucho sus paisajes, su música, su gente”.
Con su pareja, músico, “decidimos tener un departamento aquí para quedarnos más tiempo, estaba muy cansada de ir siempre a hoteles. Hace diez años que estamos entre Brasil y Argentina. Inclusive me nombraron Huésped de Honor y ya tengo mi propio DNI, una alegría”.
Cuenta que recibió la octava década “muy bien, contenta, estoy agradecida y con el espíritu positivo. A mi cuerpo lo cuido mucho, trato de entender lo que me enferma y tengo especiales cuidados con mi tesoro, que es la garganta. El pasado me honra y conservo recuerdos de personas que marcaron mi vida. Acepté volver a hacer giras para que los jóvenes conozcan la bossa nova, una música que ya es universal”.
“Si a tu hermana le pasa algo no van a tener el 144 para hacer una llamada”, dijo Thelma Fardin, muy preocupada justamente por el tema del abuso. “Desde que estamos en democracia no vivimos tal desmantelamiento de las políticas para proteger a las mujeres”, señaló el jueves pasado en un reel de Instagran.
“Hoy se desmanteló por completo la Subsecretaria de Prevención y Protección de la Mujer contra la Violencia de Género. Después del desmantelamiento del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades, de su paso a Capital Humano y luego al Ministerio de Justicia”, prosiguió desde su cuenta. “Con una mujer muerta por día, asesinada por el solo hecho de ser mujer, ¿van a decir que la violencia de género es un invento? Si a tu hermana le pasa algo, si a tu amiga o a tu madre las abusan, no van a tener el 144 para hacer una llamada”.
Que el Estado argentino ignore la importancia de prevenir la violencia de género “será mala praxis en cada uno de los casos que sucedan a partir de ahora… El mensaje en la semana en la que se cumple el aniversario del Ni una menos, ¿es una solución o una provocación?”, pregunta la actriz que, como las de otras miles de mujeres, fue una de las voces que salió a defender las políticas públicas en defensa del 51% de la población que la motosierra está haciendo desaparecer.
No tenemos dudas de que la decisión del gobierno implica un enorme paso atrás en un área reducida y debilitada. El Ejecutivo se muestra ignorante o indiferente a sus deberes jurídicos, ya que va contra el artículo 8 de la Ley 26.484 y contra una serie de pactos internacionales a los que la Argentina está suscrita en esta materia.
“Muchos se creyeron el cuento de que es un curro. Este es un mensaje claro para nuestras niñas, las madres, toda la sociedad”, señaló la intérprete y activista. “Y también es un mensaje para los violentos que han pensado que pueden hacer lo que quieren. El Estado argentino les guiña el ojo, les da vía libre para abusar de nosotras”.
LH/MF