Cuenta una historia que hubo una inundación muy grande en un pueblo pequeño… todas las personas buscaron la manera de salvarse, pero un hombre se quedó solo en ese lugar, subió al techo de su casa y rezaba incansablemente pidiendo que Dios lo salvara.

Este, confiaba plenamente en Dios y estaba seguro que lo salvaría, de repente fue interrumpido por un hombre que pasaba en una balsa invitándolo a subir, sin embargo, el hombre respondió “Dios me salvará” y lo dejó ir. Luego pasaron un bote, una lancha y finalmente un helicóptero. A todos los rechazó diciendo: “Dios me salvará.”

Finalmente se ahogó y llegó al cielo. Dios lo recibió a la entrada. El hombre, molesto, le dijo a Dios:

“¿Por qué no me salvaste si yo confiaba en ti?”

Dios le respondió: “¿Y la balsa, el bote, la lancha y el helicóptero que te mandé?

Esta historia se adapta a lo que podemos estar pasando en la provincia, más allá de que muchos catamarqueños se apoyan en la protección de la Virgen del Valle y de Fray Mamerto Esquiú ante esta Pandemia. Pero, es posible que nos esté pasando lo del hombre del cuento que no supo entender que la protección divina no solo se trata de milagros.

Parece lógico, que al no tener ningún caso en 70 días en la provincia permanezcamos en un estado de relajación, de despreocupación general. El miedo se ha diluido por la necesidad de volver a una normalidad que ya no existe pero que anhelamos. Además, el mensaje del Gobierno Provincial es confuso, lo que genera mayor distensión.

Ante la cercanía del invierno donde las enfermedades respiratorias se incrementan y se sabe que el COVID- 19 tiene un mejor ambiente para sobrevivir, es que es necesario mantener la alerta. Sin embargo, desde Provincia se va dando a conocer que posiblemente pronto se liberen todas las actividades que están faltando. Por lo que, más que nunca será necesaria la cuarentena inteligente y ser responsables con el rol que nos toca a cada uno.

La Organización Panamericana de la Salud pidió a los países latinoamericanos que no abran demasiado rápido el confinamiento. La situación es terrible, dijeron, pero no desesperada. Chile lleva dos días seguidos de récord de fallecimientos: el lunes 59 y ayer 75. La ocupación de Unidades de Pacientes Críticos llega a 88% a nivel nacional y un 98% en la Región Metropolitana, donde está el mayor riesgo. La ONU advirtió por la situación en Brasil y Nicaragua, donde también crece la curva de contagios

Una definición muy interesante de las tantas que se van conociendo es: “Una persona que porta el SARS-CoV-2 (la cepa del COVID-19  ) es más contagiosa dos o tres días antes de darse cuenta de que podría estar enferma”.

Sin embargo, en Catamarca hacemos caso omiso a esto, salvo honrosas excepciones, pero todos ya no hemos reunidos a comer o tomar mates con personas que no son de las familias y en algunos casos superando el límite de 10 familiares. Algunos, hemos salido a caminar o correr sin barbijos, hemos jugado al fútbol, no nos hemos lavado las manos después de tocar dinero o como hace frío no ventilamos los ambientes. La frase más usada para justificar estos comportamientos es “pero si aquí no pasa nada”. Y es real, hasta la fecha no contamos con la circulación del virus.

Pero también es real que todos los días ingresa gente a la provincia que viene de zonas donde el virus sí circula y aunque cumplan la cuarentena, sabemos que cualquier descuido puede disparar los casos.

Mientras tanto, el Gobierno Provincial ha bajado la guardia y no mantiene los controles con la rigurosidad del principio, pero tampoco se alarma o por lo menos se expresa cuando un funcionario público incumple con los protocolos. El caso del intendente de Belén Daniel “Telchi” Ríos es muestra de que no puede el Gobierno pedirle a la sociedad medidas preventivas si ni siquiera le exige a uno de sus aliados la delicadeza de respetar el momento que vivimos. Ríos viajó a Buenos Aires y de vuelta trajo a un hombre oriundo de Belén que estaba varado en Villa María. Tanto Ríos como el hombre no cumplieron con ninguna medida preventiva y estuvieron en contacto con una innumerable cantidad de gente en la Capital. De hecho, hasta se tuvo que cerrar la edición del poder Legislativo porque se le ocurrió al intendente reunirse con el senador de Belén quien sabiendo del viaje quería las novedades sin tener en cuenta el riesgo.

En todo esto hay por lo menos negligencia, por más que en el mundo se siga destacando la respuesta sanitaria en Argentina ante la pandemia, y que no contemos con casos en la provincia. El riesgo de contagio existe, no puede el Gobierno desentenderse, más cuando el Gobierno Nacional sigue insistiendo en priorizar la salud antes que la economía. No es serio, que todos los días el escueto comunicado oficial señale “las autoridades reiteran a la comunidad la necesidad de cumplir con el aislamiento preventivo para evitar contagios masivos” y por otro lado se informe de medidas económicas o inauguraciones, con mucho más énfasis en eso que en esta crisis mundial.

Los especialistas señalan, que el cambio de conducta que provoca el miedo se mantiene mientras el riesgo es palpable, la única forma de que eso ocurra es que se mantengan las alertas generales. Evidentemente el Gobierno de Catamarca ha decidido bajar la tensión en cuanto a esas alarmas.

Por Silvio Iramaín: Comunicador Social