El gobierno de Javier Milei vive por estas horas uno de sus momentos más desafiantes. Mientras la polémica alrededor del Ministerio de Capital Humano se acrecienta y la titular de esa cartera, Sandra Pettovello, resiste en su puesto gracias al blindaje presidencial, en la Casa Rosada le bajan el precio a la media sanción de la nueva fórmula jubilatoria que tuvo lugar este martes en la Cámara de Diputados tras un acuerdo entre la oposición dialoguista y Unión por la Patria. “Nuestro objetivo sigue firme, el Presidente ya dijo lo que va a hacer”, sostenían este miércoles en Balcarce 50, al confirmar la voluntad de Milei de vetar el proyecto de ley si aprobado por el Senado.
Pero el escenario a futuro no deja de ser incierto para el oficialismo. En sus filas minimizan el costo político que podría traerle a La Libertad Avanza dejar sin efecto una norma que beneficiaría a los jubilados. Y comparan ese hipotético escenario con el que tuvo que enfrentar Mauricio Macri en 2016 cuando decidió vetar la ley antidespidos que había sido votada por la oposición en el Congreso. “¿Qué consecuencias le trajo? Ninguna”, apuntan, tan tajantes como optimistas.
En el Gobierno confían en que la unidad de acción lograda ayer en el recinto de Diputados por bloques tan diversos no se replicará en el futuro durante el virtual tratamiento de la ley Bases y el paquete fiscal. En esa tesitura está el flamante jefe de Gabinete, Guillermo Francos. El funcionario, que profundizó esta semana su rol político dentro un gobierno que hace de la antipolítica su motor, recibió este miércoles en su despacho a tres gobernadores de distinto color partidario, como son Martín Llaryora, de Córdoba; Ignacio Torres, de Chubut y Rolando Figueroa, de Neuquén. Con los dos patagónicos, Francos firmó convenios para el traspaso de obras públicas nacionales a sus provincias, los que se suman a los ya celebrados con las provincias de Entre Ríos, Jujuy y Chaco.
El constante el ida y vuelta de Francos con “la casta” y sus guiños a los gobiernos provinciales parecen ir por un carril paralelo a la impronta virulenta de Milei. Nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, no dejó de llamar la atención la reacción extremadamente confrontativa del Presidente contra el Congreso, primero en redes y después durante su exposición en la décima edición del Latam Economic Forum. “Les voy a vetar todo, me importa tres carajos”, vociferó el libertario desde el atril del evento empresario que se realizó en Parque Norte.
Más temprano, a través de sus redes, el Presidente tampoco perdió oportunidad de bramar contra “la vieja política” a la que acusó de “llevar un siglo fracasando”. “Es lo que hemos venido a cambiar. Y lo vamos a cambiar, hoy o desde el 11 de diciembre de 2025”, escribió Milei, en una referencia implícita a las elecciones legislativas del año que viene. El Presidente sostiene que no va a “entregar” el equilibrio fiscal, una variable que, sin embargo, por la tarde relativizó al asegurar que en junio el sector público tendrá déficit debido al pago de aguinaldos que se realiza este mes.
“De ningún modo nos empujarán a cambiar nuestra dirección”, fue otra de las respuestas que dejó Milei tras la media sanción de la fórmula de movilidad jubilatoria impulsada por la oposición en Diputados. La debilidad legislativa de La Libertad Avanza obliga al Presidente a plantearse una estrategia discursiva tan dual como contradictoria. Por eso el ascenso de Francos y su rol político no fue la única novedad de la semana que pasó, tras la intempestiva salida de Nicolás Posse del gobierno. Otra figura también comenzó a pisar cada vez más fuerte puertas adentro del oficialismo: la del asesor presidencial Santiago Caputo.
La influencia del gurú libertario se hace notar en cada uno de los gestos. Un ejemplo tuvo lugar este martes, cuando Milei intentó mostrarse “cercano a la gente” y así contrarrestar la turbulencia que por estas horas se palpa en la opinión pública a partir del escándalo por los alimentos acopiados. Luego de la reunión de gabinete, el Presidente salió a saludar al balcón de Casa Rosada junto con sus ministros y, minutos más tarde, se acercó hasta la reja ubicada en Balcarce 50 a intercambiar con un grupo de niños que se encontraban en la Plaza de Mayo. Imágenes risueñas en medio de la tormenta.
PL/MG