Ariel Lijo todavía no habló. Dicen en su entorno que está esperando con ansiedad su audiencia pública para defenderse de las críticas, con la seguridad de haber hecho ya el trabajo fino para conseguir los votos que necesita para convertirse en juez de la Corte Suprema. Busca los apoyos desde mucho antes de que Javier Milei lo anunciara como su candidato, incluso desde el año pasado, cuando su nombre sonó para la Procuración General.
Con el ingreso formal de su pliego en el Senado, todas las miradas apuntan ahora a Cristina Kirchner y su bloque. No son 33 senadores. Sólo la mitad de ellos responde directamente a la expresidenta, los 16 que integran Unidad Ciudadana, que se convirtieron en los últimos dos meses en la principal incógnita sobre hacia dónde moverá el Instituto Patria. ¿Hay un pacto de Cristina con Milei? ¿Cómo lo van a explicar?
A poco de empezar el tratamiento de la postulación de Lijo, en no más de un mes, el sector que responde a la expresidenta sigue en silencio y esquiva las respuestas, aunque se le fue acotando el tiempo y la excusa que usaban para no opinar. Hasta ahora habían guardado silencio porque el pliego no había ingresado formalmente. El pliego entró el lunes por la noche y siguen sin hablar del tema.
Si Lijo trajinó oficinas, departamentos o bares para conseguir los votos, hasta el Patria no llegó. Por ahora, con la única persona de peso que no se reunió fue con Cristina. Sí lo hizo, según fuentes del entorno del juez federal, con senadores cercanos. Ayer, uno de ellos, Eduardo Wado de Pedro, salió a negar en la red X un encuentro junto al diputado Máximo Kirchner con un promotor de la candidatura del juez. Juliana Di Tullio, la jefa del bloque, tampoco se reunió. “Ni lo conozco”, remarcó a elDiarioAR.
Al kirchnerismo se le generó un callejón sin salida frente a la astucia de Milei y Ricardo Lorenzetti, el gran autor de la jugada, de proponer a Lijo. Si lo votan, se terminará aquello de ser la única oposición real a Milei. Cómo lo explicarán. Si los votos están y no lo acompañan se quedan afuera de iniciar un camino de acercamiento a la nueva conformación de esta Corte Suprema, a la que el sector de Cristina tiene nula llegada. “No sé si un juez más o uno menos cambia algo”, dijo Máximo Kirchner en el diario El País, esta semana. Pero la posibilidad de tener un canal de diálogo abierto, seguro que sí.
Quienes conocen a Lijo dicen que no es rencoroso. “Decime todo lo que quieras, no va a tener consecuencias”, le dijo una vez a una interlocutora que se descargó por algún fallo adverso. Esa cintura para llevarse bien con todos es lo que hoy le permite estar a las puertas de llegar a la Corte Suprema de la mano de un gobierno que sólo tiene 7 senadores. Es el rey, además, de mantener causas abiertas. “No necesita ni Cristina ni a Macri. Se tiene a sí mismo, y sólo necesitaba de un Milei que lo propusiera”, analiza un dirigente de trato casi diario con el juez. Cristina sólo puede controlar la mitad de los 33 peronistas, y Macri, ni a uno sólo de los 6 senadores del PRO.
Esa cintura para llevarse bien con todos es lo que hoy le permite estar a las puertas de llegar a la Corte Suprema de la mano de un gobierno que sólo tiene 7 senadores. Es el rey, además, de mantener causas abiertas
El juez federal se muestra entre sus allegados confiado en que conseguirá los votos necesarios, los dos tercios de los presentes. En esta votación juegan los ausentes. Eso también se negocia. El Interbloque de Unión por la Patria hasta ahora no se reunió para delinear una estrategia. Por lo pronto, lo que surgen son expresiones personales. Esa idea cruza a todos los espacios políticos cuando de Lijo se trata. Será una votación de transversalidad partidaria. Hay promotores políticos del peronismo y el radicalismo acercando posiciones.
“Puede ser que alguno lo quiera votar, pero no hay posición del bloque ni del interbloque”, dicen los allegados a Cristina. De los 16 que responden a la expresidenta, De Pedro es el más cercano a Comodoro Py. Oscar Parrilli, por ejemplo, sufrió los embates del magistrado en la causa en la que escuchó sus conversaciones con la expresidenta. Difícil que lo acompañe.
Más allá del misterio sobre el voto de los senadores de ADN kirchnerista, lo cierto es que ninguno operó en contra del juez. No hicieron nada que impidiera la llegada de Lijo al máximo tribunal. Pueden no votarlo, pero el silencio no molesta. Todo lo contrario.
En el bloque que conduce José Mayans está la llave de las puertas que abrió Lijo. Siempre estuvieron ahí. Desde el minuto cero el senador por Formosa se mostró abierto al diálogo. Ahí pesan los gobernadores, como Gildo Insfran, beneficiado en la causa Ciccone por el juez federal. También los senadores que responden a Gerardo Zamora, los riojanos de Ricardo Quintela, y al menos un catamarqueño cercano a Raúl Jalil. La otra senadora por esa provincia es Lucía Corpacci, que hasta ahora no mostró juego. Sin terminal provincial podrían acompañar también el exgobernador de San Juan, Sergio Uñac, y el de Tucumán, Juan Manzur. O los 2 salteños que están dentro de Unidad Ciudadana.
Cerca de Lijo cuentan, por supuesto, a todo el bloque de La Libertad Avanza. Quizás podría ausentarse el formoseño Francisco Paoltroni, de los pocos que manifestó su resistencia. Lo que valen en la votación son los presentes.
El PRO de ¿Mauricio Macri? también está dividido. La extrema tensión entre los bullrichistas y el expresidente hace que el bloque no tenga una posición unánime. Luis Juez, el jefe de la bancada, ratificó ante elDiarioAR que no lo votará. Fue otra de las voces escasísimas de la política en el Senado que salió a expresarse en contra del juez. La más activa fue Elisa Carrió, que tiene cero influencia en la Cámara alta. “Cada voto será a título personal”, refieren en el PRO. Incluso tienen en sus manos la presidencia de la Comisión de Acuerdos, que deberá tratar el pliego, comandada por la senadora Guadalupe Tagliaferri, allegada a Horacio Rodríguez Larreta, uno de los impulsores de Lijo. De ahí podrían contarse al menos 5 de los 6 votos del bloque. Macri no tiene ascendencia en los senadores. El expresidente tampoco se expresó en contra.
El radicalismo todavía no definió una postura oficial pero aportaría buen número. Son 13 senadores. Martín Lousteau va a esperar a que se desarrollen las audiencias públicas para definir, pero el dirigente Emiliano Yacobitti, de su sector, ya anticipó que están a favor de Lijo para la Corte y anunció que posiblemente reúna los consensos para llegar. Hasta ahora jugaron en tándem. El presidente del partido no maneja el bloque, que suele actuar más en sintonía con la Casa Rosada. Carolina Losada anunció su voto en contra. “¿Qué pienso de Lijo? Que no puede integrar la Corte Suprema de ninguna manera”, subió como mensaje a su cuenta de Tik Tok. Como Juez, es una expresión en minoría.
Al menos otros 7 senadores radicales dependen de los gobernadores de Santa Fe, Mendoza, Chaco, Corrientes o de cercanía al de Entre Ríos y estarían dispuestos a apoyarlo. Podrían ser incluso más. Lo mismo ocurre con los senadores por Chubut. Lijo logró construir relación también con el gobernador Ignacio Torres.
En los gobernadores está la clave para entender cómo Lijo llegaría a la Corte, propuesto por un gobierno que no tiene territorialidad. Cerca del juez federal cuentan como apoyos a los 2 misioneros del Frente Renovador de la Concordia, y a la senadora Mónica Silva, de Juntos Somos Río Negro. Además creen que serán votos a favor los 3 senadores de Cambio Federal, que tiene como jefe de bloque al salteño Juan Carlos Romero. Los sin tierra de Unidad Federal son otros 3. La que mostró mayor resistencia fue Alejandra Vigo, de Córdoba, que pidió una jueza para la Corte. Es una incógnita qué harán los santacruceños que responden a Claudio Vidal. Son 2 senadores más. De acá a dos meses, cuando el pliego podría llegar al recinto, podría jugarse también la relación de los jefes territoriales con la Casa Rosada. Lijo espera que el oficialismo no haga ruido.
En los gobernadores está la clave para entender cómo Lijo llegaría a la Corte, propuesto por un gobierno que no tiene territorialidad
A los movimientos del propio juez hay que sumar también los de Lorenzetti. El actual supremo trajinó sus contactos para conseguir apoyos. A él se le adjudica haber logrado el apoyo de Abuelas de Plaza de Mayo, a través de haberle garantizado a la organización que las causas por delitos de lesa humanidad seguirán bajo la órbita de un hombre suyo, Fernando Arnedo. El se quedó con una parte de la secretaría penal del máximo tribunal tras la jugada de la actual mayoría comandada por Horacio Rosatti para dividirla en dos. De esa guerra interna, que denunció en público, también Lorenzetti sacó provecho.
MV/JJD