El River Camp está en silencio. El viento hace flamear una bandera a media asta, gesto simbólico de honor y respeto desde River. El ruido de tapones se va enmudeciendo cuando las tres decenas de jugadores, además del staff técnico y colaboradores del club van conformando un círculo en la cancha auxiliar del complejo. Sólo las miradas hablan: las de los más grandes están mucho más conmovidas, aunque las de los jóvenes comprenden también lo que ha ocurrido. Que el día más triste de la historia del fútbol había llegado: Diego Armando Maradona falleció a los 60 años. El ícono eterno. El hombre que marcó a todas las generaciones que lo vieron o que escucharon su leyenda, sin grietas cromáticas.

«Muchachos…». Marcelo Gallardo se ubicó en el centro de ese perímetro humano. Vestido con remera negra, pantalón casual, fue el hombre que rompió el mutismo. Eligió, el deté de River, expresar lo que sentía. Y decírselos a los ojos a cada uno de sus futbolistas, pero también a todos los integrantes de su cuerpo técnico. Todos lo escucharon. Fue un monólogo breve, aunque sentido. Explicó lo que había sido Maradona. El cariño que él sentía por un emblema, y lo que representaba para el fútbol. Lo que de algún modo había dejado como legado. Un mensaje destinado a un grupo heterogéneo a nivel etario. Con experimentados que vivieron mucho más el esplendor del astro que fueron los más shockeados por la noticia. Aunque, según narraron quienes están más cerca del plantel, la consternación fue generalizada. Incluso en Núñez se dieron gestos como el de la bandera o el posteo en redes sociales, eternizando su imagen.

Gallardo adora a Maradona: resulta imposible pensar a Diego en pretérito. Porque, además de haberlo idolatrado, pudo sentir lo que representaba su apoyo como jugador luego de haber fallado un tiro penal a los 19 años en un amistoso ante Australia (2-0).

«Siempre está pendiente. Fue hace mucho tiempo, yo jugaba en la Selección y se hablaba de que podía ser su sucesor. Era una etapa muy difícil porque fue en la era post Maradona. A mí no me afectaba porque yo jugaba con naturalidad como si lo hiciera en el potrero del barrio. Hasta que un día erré un penal y sentí que esa naturalidad que tenía se transformaba en algo más pesado, como fue la reprobación de la gente», recordaba el jueves 12 de septiembre de 2019, días antes del primer cruce entre ambos como entrenadores.

«Entonces en ese momento Diego me llamó por teléfono para darme ánimo y me dijo que le diera para adelante, que tenía mucha confianza en mí. Fue algo sorpresivo, él no tenía por qué hacerlo… Por ahí no se acuerda de eso, bah… creo que sí porque tiene mucha memoria. Y siempre recordé esa actitud que tuvo conmigo», lo destacó hace meses. El miércoles hizo público su sentir subiendo a un estado de WhatsApp -su única red social- una foto del diez: un gesto de íntimo dolor por lo ocurrido.

Maradona y Diego se cruzaron en un cálido abrazo aquella tarde de primaveral temperatura en el Bosque. Se sonrieron, se dieron un beso, charlaron un rato antes del arranque del partido. Una demostración de ese vínculo estrecho. Hace poco, luego de la internación por el edema subdural por el cual posteriormente Diego fue intervenido quirúrgicamente, el Muñeco también había expresado su deseo de verlo bien.

«La verdad es triste por el momento que está pasando Diego y ojalá que se pueda recuperar bien. Ojalá que la gente que lo acompaña lo contenga y nosotros, que queremos lo mejor para él a nivel salud, dejarlo en paz. Hay que tratar de acompañarlo», fue el mensaje que había elevado Gallardo hace veinte días. «Es un mensaje para todos, mismo para la prensa que lo acosa en estos momentos donde hay que dejarlo en paz y dejar que pueda descansar y recuperarse. Eso sé que no va a pasar, pero bueno, es un mensaje desde acá. Nada más, tratar de darle paz para que él pueda recuperar su salud. Eso es lo que yo le deseo de todo corazón». El Muñeco sintió mucho el impacto. E intentó trasladárselos a los suyos. Para que, antes de entrenar, recordaran en conjunto al hombre que le dio sentido a la pelota en nuestro país.