Desde el Palacio de Deportes José María Martín Carpena de Málaga, Silvia Abril y Andreu Buenafuente se enfrentaron cara a cara con la trigésimo cuarta edición de los Premios Goya, una ceremonia llena de las dudas habituales entre favoritos y donde las películas de Alejandro Amenábar, Pedro Almodóvar o el tridente formado por Garaño, Arregi y Goenaga. O lo que es lo mismo: ‘Mientras dure la guerra’, ‘Dolor y Gloria’ o ‘La trinchera infinita’, las tres favoritas y los tres pesos pesados de la industria nacional la temporada pasada.
La gala es una tómbola
El año en que Pepa Flores, ‘Marisol’, envió a sus hijas, Celia Flores y María Esteve, la ceremonia arrancó con el ya clásico número musical, en forma de rap, que insiste en lo importante que es el cine. Y es que nuestro cine no iba a perder la oportunidad de lucir como una noche de sábado… de las de José Luis Moreno.
El primer premio de la noche estaba cantado, y fue a parar a Benedicta Sánchez, la estrella de ‘Lo que arde’, verdadera revelación con 84 años. Merecidísimo.
‘Mientras dure la guerra’ se llevó su primer premio a la dirección artística y ‘Dolor y gloria’, de manera totalmente sorprendente para algunos, el de mejor montaje. Se diría que entonces la noche arrancaba, pero parece que estamos obligados a asistir a más números musicales que en la gala de los Grammy, así que tendría que terminar Pablo Alborán antes de seguir repartiendo premios.
El primero fue a parar a manos de Javier Ruibal, que se llevó el premio para la ‘Intemperie’ de Benito Zambrano.
El guión adaptado, uno de los premios más jugosos de la primera tanda, cayó en las manos de Zambrano y sus guionistas, Pablo y Daniel Remón, sobre la novela de Jesús Carrasco. Por supuesto, Pedro Almodóvar se llevó el de mejor guión original por su bendición de ‘Dolor y gloria’, premio con el que en ese momento desempataba el empate a dos con la película de Benito Zambrano.
Enric Auquer, por supuesto, fue el actor revelación por su imponente Kike, el macarra gallego más intenso de los últimos tiempos en la película de Paco Plaza, ‘Quien a hierro mata‘.
La mejor fotografía se la llevó Mauro Herce por su trabajo en ‘Lo que arde’, mientras que el de mejor sonido fue para Alazne Ameztoy, Iñaki Díez, Xanti Salvador y Nacho Royo, que se llevaban el primer premio de la noche para ‘La trinchera infinita’.
Eduard Fernández arrebató el premio a los secundarios de ‘Dolor y gloria’ por su José Millán-Astray en ‘Mientras dure la guerra’. Como no podía ser de otro modo, ‘El hoyo’ se llevó el de mejores efectos especiales con el gran trabajo de Mario Campoy e Iñaki Madariaga.
El mejor momento de la noche lo protagonizó Jorge Sanz, que entregó entre bambalinas el premio a la mejor dirección de producción fue a parar a manos de Carla Pérez para que ‘Mientras dure la guerra’ pusiera más emoción al empatar con la película de Almodóvar.
En el ecuador de la ceremonia, el presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, Mariano Barroso, salió a repartir flores al gremio y anunciar que 2021 será “El año Berlanga”. Por supuesto, el discurso se hizo largo.
Jamie Cullum puso música al recuerdo a los desaparecidos justo después de la pausa, emotivo momento algo frío a través de la tele, puesto que casi vimos más al pianista que a los desaparecidos.
Silvia Venegas ganó el premio al corto documental por ‘Nuestra vida como niños refugiados en Europa’ y ‘Madrid 2120 (C)’, de José Luis Quirós, Paco Sáez, el de animación. Irene Moray se llevó el premio al mejor cortometraje por ‘Suc de Síndria’, recogiendo el testigo de Carlota Pereda.
Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes, indispensables en nuestras vidas, entregaron el premio al mejor maquillaje y peluquería, cuarto premio de la noche para ‘Mientras dure la guerra’, merecido reconocimiento al trabajo de Ana López-Puigcerver, Belén López-Puigcerver y Nacho Díaz.
Sin tener muy claro si la gala avanzaba o no, con ese ritmo peculiar que solo los Goya se pueden permitir, el premio a mejor diseño de vestuario también fue para la película de Amenábar. Sonia Grande repetía en los Goya tras el premio por ‘La niña de tus ojos’.
El premio a la mejor película de animación finalmente fue para la película de Salvador Simó Busom, ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’. Y entonces, a eso de las doce y veinte de la noche, Amaia empiezó a cantar sobre la imagen de Pepa Flores, de Marisol, para iniciar el homenaje a la artista. Lo cierto es que la cantante lo clavó, a pesar de reconocer antes de la ceremonia que estaba bastante nerviosa ante semejante responsabilidad. Las hijas de Pepa Flores, Celia Flores y María Esteve, recogieron el premio de manos de Emilio Gutiérrez Caba con el pabellón en pie.
La mejor actriz de reparto, una categoría que venía muy fuerte este año, fue para Julieta Serrano por ‘Dolor y gloria’, que se llevaba su primer premio Goya, merecidísimo, y una ovación para el recuerdo.
Los Javis se encargaron de entregar a ‘Los miserables’, de Ladj Ly, el premio a la mejor película europea.’Ara Malikian: Una vida entre las cuerdas’, el documental de Nata Moreno, se llevó el Goya, tal y como cabía esperar, después del momento WTF de la noche, protagonizado por Paula Meliveo como activista invitada. Belén Funes se convirtió en la directora novel del año por ‘La hija de un ladrón’, merecido premio para la cineasta debutante.
Antes del tramo final, los presentadores soltaron un agradecido discurso humorístico sobre los principales actores y actrices que elevó un poco las bajas cotas de humor de la noche.
El premio a la mejor actriz, entregado por cuatro excelentes actrices, ha sido el primero para Belén Cuesta, especialista en comedias que ve recompensado su esfuerzo dramático en ‘La trinchera infinita’, que sumaba su tercer premio de la noche.
Otros cuatro actores fueron llamados a filas para entregar el de mejor actor. Se dice pronto, pero también es el primero para Antonio Banderas. Qué fuerte, eh. Su discurso y las lágrimas de sus compañeros, en especial las de Leonardo Sbaraglia, no se olvidarán con facilidad.
Pedro Almodóvar se quitó las gafas por segunda vez para recoger el premio a la mejor dirección, aún emocionado por el discurso de su actor, se mostró de nuevo agradecido y reivindicativo, advirtiendo del peligro que vive el cine más pequeño y dando un toque de atención al presidente Barroso. Bravo, Pedro.
José Coronado y Marisa Paredes entregaron el premio gordo, cómo no, a ‘Dolor y gloria’. Casi ya cerrando su circuito triunfal a la espera, ojalá, de los Óscar 2020.