Ayer se conoció que el lunes, cerca de las 22.30 horas, una joven de 19 años, de quien se reservan los datos personales, se hizo presente en la Unidad Judicial Nº 1 y denunció haber sido atacada por un supuesto cliente. El sujeto la llevó en su motocicleta hasta la Ribera del Valle, donde la violó, lesionó en el rostro con una navaja y le robó el teléfono celular y el dinero que tenía consigo. Con este caso, suman dos los ataques de esta naturaleza que durante el fin de semana largo tuvieron como víctimas a trabajadoras sexuales trans.
Fuentes policiales y judiciales consultadas por este diario indicaron que el hecho salió a la luz tras la denuncia de la propia víctima, quien se presentó ante la Justicia y denunció que encontrándose trabajando en horas de la madrugada en su “parada” de Avenida Güemes se le acercó un hombre a bordo de una motocicleta. El sujeto le pidió sus servicios y la trabajadora aceptó, subiéndose luego a la parte de atrás de la moto y marchándose del lugar junto al supuesto “cliente”.
Relato
Siempre de acuerdo al relato de la damnificada, el desconocido condujo hasta la Ribera del Río del Valle donde la hizo descender del rodado para luego, la trabajadora trans cumplir con lo acordado con el sujeto, quien aparentemente se molestó cuando esta le pidió el dinero por el trabajo realizado.
La denunciante recordó que el hombre, a quien dijo no conocer, la tomó con fuerza de sus brazos y la tiró al suelo, donde la abusó sexualmente a pesar de su resistencia. Luego, sacó una navaja del bolsillo de su pantalón y la lesionó en el rostro, provocándole un corte de importancia. Herida en el suelo, el sujeto la despojó del teléfono celular que llevaba consigo, como así también del dinero de los trabajos realizados durante esa madrugada.
Seguidamente, el desconocido abordó la moto y se fue, dejando a la víctima tirada en la Ribera del Valle a su suerte.
Transcurridos algunos minutos, la joven de 19 años logró recuperarse y caminó hasta la ruta, donde pudo pedir ayuda siendo socorrida por un automovilista que, circunstancialmente, pasaba por el lugar, quien la trasladó hasta las inmediaciones de la terminal de ómnibus.
Denuncia
Luego, y por sus propios medios, la denunciante se dirigió a su domicilio en esta ciudad Capital, resolviendo recién en horas de la noche realizar la denuncia correspondiente.
Según trascendió, la trabajadora trans decidió dirigirse a la Unidad Judicial, luego de que otras compañeras de la parada le comentaran que durante el fin de semana una “colega” había sido también atacada por un falso cliente, quien también a bordo de una moto la trasladó hasta la Ribera del Río del Valle y la golpeó de manera salvaje.
Dónde denunciar
Recordá que si sos víctima de abuso sexual u otro tipo de violencia podés comunicarte de forma gratuita a la línea 144 cualquier día del año, a toda hora.
Si no acercate a la comisaría o unidad judicial más próxima o a la Unidad de Violencia de Género y Familiar sita en calle Máximo Victoria al 100.
Casandra: antecedente fatal
Eugenio Antonio Aybar, quien se hacía llamar “Casandra”, tenía 20 años y era oriunda de Belén. La fría madrugada del 16 de junio del año 2002, un sujeto -hoy 17 años después sin poder ser identificado por la policía- se le acercó y le pidió sus servicios. Casandra aceptó y abordó un automóvil, sin sospechar que iba a ser asesinada. En horas de la mañana, un hombre que juntaba leñas en un sitio baldío en inmediaciones al barrio Las Vías, en Pozo el Mistol, departamento Valle Viejo, halló el cuerpo de Casandra envuelto en una sábana de color blanco.
La joven había sido asesinada con múltiples puñaladas y arrojada en el lugar.
Pese a los años transcurridos y los reiterados pedidos de justicia por parte de la madre de la joven belicha, el asesinato de Casandra es uno de los casos emblemáticos de las páginas policiales de nuestra provincia que continúan impunes.