El dato no sorprende, considerando que el Gobierno convalidó diversos aumentos en lo que va del mes. Además, se hizo en un contexto en el cual el BCRA avaló una expansión en la base monetaria, a partir de la compra de dólares para sostener el valor de la divisa. No obstante, en noviembre prevalecieron las restricciones de liquidez, a partir de elevadas tasas de interés, pero en un contexto en el cual los bancos comenzaron a desarmar sus posiciones en Leliq por los temores de lo que podría ocurrir bajo la gestión del flamante presidente, Alberto Fernández. La publicación del IPC fue la última de un mes completo bajo la gestión de Mauricio Macri y la primera sobre la evolución de los precios de la economía con Marco Lavagna al frente del INDEC. A pesar de eso, el informe fue elaborado bajo la gestión del extitular del organismo, Jorge Todesca.
Las subas del mes estuvieron lideradas por el capítulo de Comunicación (+7,4%), ante los aumentos en celulares. Por debajo, se ubicaron Salud (+6,3%), tras los incrementos observados en las prepagas y los medicamentos, y Bebidas alcohólicas y tabaco (+5,6%), que completaron el podio. Más abajo, aunque por encima del nivel general, cerraron Alimentos y bebidas no alcohólicas (+5,3%), que en el año acumulan un alza del 52,1% (por encima del nivel general), Bienes y servicios varios (+4,9%), Transporte (+4,6%), por los aumentos de las naftas, y Prendas de vestir y calzado y Educación, que avanzaron 4,4%. Por debajo del nivel general cerraron Recreación y cultura (+3,4%), Restaurantes y hoteles (+3,3%), Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (+1,5%) y Equipamiento y mantenimiento del hogar (+0,6%).
Otro factor que volvió a verse presente fueron los efectos de la devaluación, ya que se vio un mayor incremento en los bienes transables. Por un lado, los bienes crecieron en noviembre un 3,5%, mientras que los servicios, el 2,9%. Esta diferencia se ve explicada por el efecto que tienen los precios internacionales sobre los bienes que se comercian dentro de la economía (transables), mientras que los servicios pertenecen al segundo grupo.
Un dato para remarcar es que la inflación núcleo de noviembre se ubicó en el 3,8%, lo que podría dar cierto margen para que el índice continúe desacelerándose en los próximos meses. El problema es que para diciembre ya se espera una cifra más alta en la suba de precios, considerando que el Gobierno deberá financiar la brecha fiscal por más de $200.000 millones, lo que daría lugar a cierta desaceleración. De acuerdo con el REM, la cifra se ubicaría en el 4,3%, de modo que, en caso de confirmarse, se mantendría en los mismos niveles de este mes, pero hay que remarcar que el indicador en la mayoría de las publicaciones ha subestimado la evolución de las variables. En este contexto, lo que se debe destacar es la fuerte suba de los precios estacionales (+7,3%), mientras que los regulados (+4%) crecieron por debajo del nivel general.
Con estos datos, la inflación terminaría 2019 en torno del 55%, superando al registro del año anterior (47,6%) y alcanzando el mayor nivel desde 1991, cuando la suba de precios alcanzó el 84%. De esta manera, el presidente Mauricio Macri dejaría el cargo con una inflación en torno del 283%, por debajo de la suba nominal del tipo de cambio (+550%). Por su parte, en términos reales, el tipo de cambio se volvió un 35% más competitivo que en diciembre de 2015. Se puede afirmar que la administración de Mauricio Macri fracasó en bajar la inflación, dejando como herencia cifras apenas por debajo del 60% anual. A pesar de eso, en los últimos cuatro años se han corregido parcialmente las distorsiones de los precios relativos de las tarifas de servicios públicos, algo que el Gobierno de Fernández podrá capitalizar para comenzar a bajar de manera efectiva la inflación. Para eso será clave el programa monetario que impulse el Banco Central actual, comandado por Miguel Ángel Pesce, aunque todavía no se han dado definiciones sobre el rumbo que van a tomar.