Hace un mes que Latam Argentina anunció que desmontaría la operación desde Buenos Aires al interior del país. Desde entonces, varias cosas sucedieron en medio de la pasividad del Gobierno. Por un lado, el Gobierno rechazó el proceso preventivo de crisis (PPC) que pidió la compañía ante el Ministerio de Trabajo. Hubo una audiencia el 8 de julio pasado tras varias postergaciones. Después, silencio hasta hoy.
EL PPC es un sistema previsto en la ley que permite a las empresas pedir que se aplique una reducción de la indemnización a la mitad cuando aparece un caso de fuerza mayor que modifique la actividad, en este caso el Covid-19. La resolución del Ministerio de Trabajo es apelable ante la Justicia y ese será el camino que recorrerá Latam. Pero claro, esto no cambia los planes de salida de la compañía.
Mientras tanto, todos se mueven. Por un lado, la empresa mantiene negociaciones con muchos empleados que se arriman en busca de cerrar la salida con un acuerdo de retiro voluntario. Negociaciones entre privados. Es un proceso lento, pero avanza, reconocen en la compañía. Con el PPC rechazado es posible que muchos más empleados pasen por las oficinas de la línea aérea a sondear sus números. Otro tanto, tal como especulaban algunos, judicializarán su reclamo.
Ya pasaron aquellos días en los que el ministro de Transporte, Mario Meoni, exintendente de Junín, se enteró de que la empresa tenía un problema. Lejos quedó aquella mañana en la que el funcionario llamó a la compañía para que le indicaran cómo era el asunto para dar alguna que otra entrevista en la radio. Él y sus nóveles funcionarios se ilusionaban, con profundo desconocimiento, con que la aerolínea se quedaría y que sólo era una presión para obtener algo del Gobierno. Error no forzado del ministro.
La empresa empezó con las negociaciones para la devolución de los diferentes espacios tanto de oficinas comerciales que ocupa en el país, especialmente, en los aeropuertos donde operaba hasta antes de la cuarentena.
El 8 de julio fue el único contacto entre la empresa, el Gobierno y los sindicatos. Cada uno expuso lo suyo. Los gremios tomaron la palabra. «Reiteramos la imposibilidad legal de producir despidos y por tanto la continuidad laboral y la obligación del pago salarial. En consecuencia, solicitamos a esta autoridad administrativa reitere la intimación del cumplimiento de pago de los salarios adeudados y garantice la continuidad de los puestos de trabajo en orden a la normativa vigente», fueron los primeros comentarios.
Luego siguió con otros reclamos. «Exigimos a la empresa que cese el desmantelamiento de sus oficinas y además cese su actitud ilegal, prepotente y extorsiva a los fines que nuestros representados suscriban acuerdos que contienen renuncias de derechos», fue la segunda alocución.
Le tocó el turno al a empresa. «La decisión que lamentablemente ha debido ser tomada, de carácter irreversible, ha generado presentaciones espontáneas de parte significativa del personal, interiorizándose por la posibilidad de postular al programa de retiro voluntario que estuviera en vigencia hasta el pasado 5 de mayo pasado, situación que nos ha llevado a disponer su reapertura, en las mismas condiciones. Rechazamos que se pudieran haber generado presiones, extorsiones, sometimientos u otro tipo de irregularidades en dicho proceso», dijo el representante de la compañía.
Así transcurrió el encuentro. No hubo sorpresas. El ministro de Trabajo, Claudio Moroni , no estuvo presente, y como acostumbra, no habló del tema. En rigor, no sólo de esto no habla, sino que es uno de los que permanece callado en el Gabinete. Sabe que abrir un PPC podría considerarse un antecedente para varios. El mensaje del rechazo es un telegrama que va mucho más allá de Latam.
Mientras los empleados pasan y negocian por su cuenta, los gremios tratan de hacerse fuertes con otra cosa: los aviones. Se empezó a plantear una subterránea pelea entre los gremios y la empresa, en la que, tarde o temprano, tendrá que terciar el Gobierno.
Sucede que las aeronaves de la compañía están detenidas en la pista del aeroparque porteño. Se iniciaron negociaciones con los gremios para moverlas. El 1° de agosto empiezan los trabajos que motivaron el cierre de la estación hasta fin de año, al menos. Pero no hubo avances. La línea aérea sostiene que no hay ningún impedimento como para acceder al vuelo hacia otro destino, ya que la empresa ha cumplido con sus obligaciones. No está en concurso ni quebrada como para que se inmovilicen sus activos. Pero los gremios quieren que se conviertan el centro de la negociación. A falta de poder tomar medidas de fuerza por la parálisis aérea que lleva cerca de 130 días, los aviones son un elemento vital para la negociación.
Pero claro, las obras en Aeroparque están manejadas por una dependencia del Estado, el Órgano Regulador del Servicio Nacional Aeroportuario (Orsna). Y tarde o temprano deberá terciar si no hay un acuerdo para que los pilotos se suban a los aviones y los retiren, después, claro está, de las inspecciones de los técnicos. Un tema para seguir.
Más allá de las dudas del sorprendido Mario Meoni, en el país quedará una compañía que operará desde Chile, Brasil y Perú con áreas como aeropuertos, sector comercial, técnicos y algo de soporte, como Recursos Humanos, Legales, Administración. Sólo eso.
Las preocupaciones de los pasajeros
Además de lo corporativo, hay varias cosas que le interesan a los pasajeros y que generan incertidumbre en los usuarios de la empresa o en los compradores de pasajes. La línea aérea comunicó lo siguiente:
Devolución de ticket por canje de millas. El pasajero que canjeó un pasaje con millas podrá realizar la solicitud de devolución en su cuenta Latam Pass a través de latam.com; los impuestos serán abonados en la misma forma de pago utilizada.
Programa Latam Pass. Respecto del Programa de Pasajero Frecuente Latam Pass, la compañía refuerza su continuidad, independiente del ajuste de la operación. La validez y valor de las millas se mantienen intactos, al igual que las opciones de canje aéreo en vuelos de otras filiales del Grupo Latam Airlines y de aerolíneas asociadas.
En cuanto al canje no aéreo, se mantienen las opciones y se agregarán nuevas alternativas. Así mismo, las categorías Elite y sus beneficios continuarán de la misma forma y se respetarán las condiciones para los socios.
Excepción Covid. Por último, debido al contexto de Covid-19, todos aquellos socios Latam Pass con millas a vencer entre marzo y septiembre, sus millas no expirarán y tendrán validez hasta 1 de octubre para canjearlas. En la Argentina se mantiene vigente un acuerdo con el BBVA, que es un socio estratégico en la red Latam Pass.