‘Derecho a reparar’. Un concepto bastante desconocido con el que, presumiblemente, los ciudadanos se familiarizarán en poco tiempo. Todo dependerá de que los diputados del Parlamento Europeo y los estados miembros den el plácet al plan que la Unión Europea -UE- tiene para alargar la vida útil de móviles, tablets y ordenadores.

Un iPhone cargando la batería.

Es decir, luchar contra la manida obsolescencia programada o, dicho de otro modo, que estos dispositivos no tengan una fecha de defunción, más o menos, estipulada. Un mito o leyenda que cada vez va adquiriendo más visos de realidad. Si finalmente se pone en marcha, las consecuencias principales serían, obviamente, un ahorro económico para el consumidor, y, sobre todo, limitar el impacto negativo en el medioambiente.

¿Cómo se ejercitará el ‘derecho a reparar’?

El propósito es limitar el uso de productos de un solo uso, hacerlos más duraderos, y, por ende, reducir notablemente la basura tecnológica que se genera, algo que, a priori, resulta imprescindible a tenor de datos como los expuestos en el I Estudio sobre el Impacto Emocional y Económico del uso del móvil realizado por SFAM, que advertía de que la mitad de los españoles no recicla sus teléfonos móviles.

'Equipo de investigación' habla de la obsolescencia programada en 'Usar y tirar'.

Poner en marcha este ‘derecho a reparar’ precisa, necesariamente, de la involucración de unas empresas que ganan ingentes cantidades de dinero gracias a la renovación anticipada de los dispositivos. Es la razón por la que el primer mandato que emanará de este plan de la UE será obligar a los fabricantes a crear aparatos más duraderos.

Se exigirá, de igual modo, a la compañía que facilite la reparación, abarcando en este apartado el hecho de posibilitar la actualización de los distintos componentes y del propio software. Utilizar materiales que puedan reciclarse, entra también entre las normas que pretende instaurar la institución europea.

Por añadidura, se habla de favorecer –aunque no queda claro en qué términos– que el propio consumidor pueda devolver, o vender, el dispositivo. Exigirán, asimismo, que el comprador reciba información fiable acerca de la verdadera vida útil del aparato que va a adquirir.

La forma en que cargamos el móvil influye en su vida útil.

De atrás vienen otras dos de las metas que, en la misma línea, está tratando de alcanzar la UE. Estas son la creación de un cargador de móvil universal -propuesta nada bien recibida en Apple- y la instauración de las baterías reemplazables.

Plan de Economía Circular de la UE

Las medidas tendentes a aumentar la vida útil de móviles, tablets y ordenadores son sólo algunas de las muchas que la Unión Europea quiere poner en marcha en el marco de su plan de Economía Circular.

La economía circular, a debate en EFEverde.

La Comisión Europea adopto este plan de acción en 2015 “para contribuir a acelerar la transición de Europa hacia una economía circular, impulsar la competitividad mundial, promover el crecimiento económico sostenible y generar nuevos puestos de trabajo”.

Establece 54 medidas para “cerrar el círculo del ciclo de vida de los productos”: de la producción y el consumo a la gestión de residuos y el mercado de materias primas secundarias. También determina cinco sectores prioritarios para acelerar la transición a lo largo de sus cadenas de valor (plásticos, residuos alimentarios, materias primas críticas, construcción y demolición, biomasa y biomateriales). Y hace especial hincapié “en el establecimiento de cimientos sólidos sobre los que puedan prosperar las inversiones y la innovación”.

Esta transición se apoya financieramente a través de los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos, Horizonte 2020, el Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (FEIE) y el programa LIFE.