La posibilidad de unificar el peronismo en una coalición política histórica, había encontrado un fundamento concreto en las elecciones nacionales de 2019 y consecuentemente, el Frente de Todos hizo su presentación electoral pensando en un solo objetivo, evitar que Juntos por el Cambio logre la reelección.

Ya es sabido que las cuentas cerraron favorablemente para el binomio Fernández-Fernández, y solo restaba esperar que el nuevo Gobierno pusiera en práctica toda su propuesta de reactivación económica y recomposición salarial manifestada en plena campaña. Ahora bien, aquí también pasaron cosas.

La llegada de la pandemia de la COVID-19 ha profundizado el malestar en los principales indicadores sociales, como la pobreza (42%) y la indigencia (10,5%); y ha impactado negativamente sobre aquellas variables macroeconómicas que ya venían severamente golpeadas luego del retorno del neoliberalismo durante la administración 2015-2019.

Para analizar un poco más el contexto actual en nuestro país, es interesante observar algunos datos publicados en el sondeo de opinión de Clivajes, elaborado en el mes de mayo 2021, con una muestra que acumula los 1.175 casos a nivel nacional.

El desgaste de la pandemia llega a los dirigentes políticos

El sondeo opinión de Clivajes, pone de manifiesto un desgaste sobre las imágenes de aquellos gobernantes que tuvieron que poner en juego parte de su poder político en cada decisión tomada y en un contexto donde la pandemia demuestra una constante pendiente positiva en los casos de personas contagiadas de COVID-19.

En cuanto a la figura del presidente de la Nación, Alberto Fernández, encontramos que cuenta con una imagen positiva que llega al 44%, siendo el nivel más bajo desde su medición como primer mandatario y quedando muy lejos de los puntos históricos con los que contaba hace tan solo un año cuando superaba la barrera del 80% de aceptación.

Por otro lado, el caso del Jefe de Gobierno porteño y del gobernador de la Provincia de Buenos Aires muestra cierta cercanía en la medición de sus respectivas imágenes. Allí observamos, que Horacio Rodríguez Larreta al igual que el presidente de la Nación, está tocando un piso en su imagen positiva, acumulando el 41%; y posteriormente, Axel Kicillof ve un descenso sobre su figura que lo lleva a posicionarse con el 42% de aprobación.

La pandemia presiona sobre el malestar económico

La segunda ola del coronavirus comenzó a arrastrar hacia la orilla de la política, algunas problemáticas sociales y económicas que eran preexistentes a la pandemia, pero que su llegada no ha hecho otra cosa que acelerar su avance y exponer públicamente algunas tensiones dentro del oficialismo.

De esta forma, podemos analizar el aumento constante de los precios de bienes de consumo y su influencia en las preocupaciones sociales. Está claro que la inflación es una de las variables de la macroeconomía que el Gobierno nacional no termina de dominar y su situación se muestra tan inestable como el propio sistema sanitario que limita constantemente con el colapso en su funcionamiento.

Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censo de la República Argentina (INDEC), muestran que el mes de abril cerró con un nivel inflacionario del 4,1%; llevando a los primeros cuatro meses de este año a acumular el 17,6% y a marcar una inflación interanual que ha superado el 46,3%. De más está decir, que el límite inflacionario del 29% que el Ministro de Economía, Martín Guzmán, había proyectado en el presupuesto 2021 ya no tiene lugar en este escenario de plena incertidumbre.

El trabajo de Clivajes buscó recoger la opinión pública sobre esta articulación entre el poder de consumo, la situación real en la economía doméstica y las principales preocupaciones sociales que emergen como consecuencia de esta coyuntura.

Allí puede encontrarse que casi el 64% de las personas consultadas ha empeorado su situación económica desde el inicio de la pandemia del coronavirus.

Este dato toma mayor relevancia, al observar que dentro de las primeras cuatro preocupaciones sociales, tres son de carácter netamente económico. En consecuencia, el orden va a quedar establecido de esta forma: inflación (22,6%), pandemia (20,5%), desempleo (17,4%) y pobreza (13,2%).

Sin control de precios no hay consumo

Es importante destacar que dentro del incremento inflacionario informado por el INDEC, nos encontramos con que el sector de alimentos y bebidas no alcohólicas, ha demostrado un aumento por encima de lo establecido en el mes de abril, acumulando el 4,3%. En efecto, esta situación generó que el costo de los alimentos alcanzara el 18,7% en los primeros meses de 2021; poniendo en alerta tanto a la política social del Gobierno, como a los acuerdos logrados entre los actores más importantes en la formación de precios y el propio oficialismo.

Frente a ello, el precio de la carne muestra una variación por  encima del promedio del 2020 y 2021, llegando a acumular el 65,3% interanual. Destacando a su vez que si puntualizamos en cortes populares como el asado, nos encontramos que ha logrado duplicar el índice general de inflación al incrementarse más del 100% su valor de venta.

En relación con ello, el sondeo de Clivajes encuentra una relación entre el incremento de precios y la disminución en la demanda de algunos bienes alimenticios. Pues, al consultar qué productos se dejaron de consumir debido al aumento en su valor de venta; lógicamente el más destacado es la carne con el 58,20%, seguido por otro producto que tuvo fuertes aumentos durante este año, como es el pan, con el 11,40%.

El principal desafío del Gobierno es económico

Hemos observado que el avance del coronavirus ha dificultado algunas intenciones del Gobierno nacional para controlar la economía, generar una reactivación productiva y reincorporar en el esquema de consumo a aquellos sectores sociales cuyos ingresos venían corriendo detrás de la inflación desde antes de la pandemia.

Ahora bien, tal como demuestra el trabajo de Clivajes, la gestión del oficialismo tiene una mayor mirada positiva (casi 50% de aceptaciónen la forma de afrontar la COVID-19, que por lo realizado en materia económica, donde el 48% de lxs encuestadxs piensa que fue una mala o muy mala gestión.

En definitiva, las alarmas que más se encienden en la Casa Rosada suenan dentro del equipo económico. Pues es allí donde las tensiones se debaten entre incrementar los ingresos de las personas, para estimular el poder de consumo de las familias; renovar acuerdos y consensos con empresas de funcionamiento monopólico, para controlar el precio de los  bienes que conforman la canasta básica y si queda tiempo lograr que el equilibrio que muestra el presupuesto 2021 en materia económica, tenga su correlato en esta realidad pandémica.

Sobre el autor: Politólogo. Tec. en Comunicación Social. Consultor y analista político en Clivajes Consultores.