Es la víspera de una nueva Marea Verde: mujeres y disidencias se movilizarán en todo el país bajo el lema “la libertad es nuestra”. Esa es la consigna que copó redes y paredes, está en posteos y afiches. “Ese claim es súper libertario”, opina Luis Diego Fernández, filósofo y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, estudioso desde hace 15 años de autores y autoras libertarias. Es, también, el compilador de Utopía y Mercado. Pasado, presente y futuro de las ideas libertarias, una reunión de textos publicado por la editorial Adriana Hidalgo, dentro de la colección Interferencias.
Ahora que todo es Milei-El León-Marra-Villarruel-Lalibertávanza, la antología de Luis Diego Fernández dice sin decir “aunque usted no lo crea, éstos no son liberal-libertarios; éstos son o conservadores o reaccionarios; quedesé a descubrir los puntos de contacto entre su progresismo y la escuela austríaca”. Sí, hay que sentarse a leer. Sí, se sorprenderá. Utopía y Mercado será presentado este miércoles en la Di Tella. Pero antes el filósofo conversó con elDiarioAR. Fernández no puede dejar de pensar en “la libertad es nuestra”, la frase que leyó en el cartel: “Todo libertario debería defender la autonomía de los cuerpos y por supuesto la autonomía de los cuerpos de las mujeres”.
–Leo Utopía y Mercado y me sorprende acordar con ideas liberal-libertarias. ¿Por qué?
–Es que tenemos un acercamiento al libertarismo, seguramente, producto de (Javier) Milei, ligado a la derecha y a lo reaccionario. Yo quisiera que Utopia y Mercado abra otra puerta, que se vea que hay una pata progresista dentro del libertarismo, que es muy poco conocida. Esa pata tiene que ver, sobre todo, con las libertades civiles, con la autonomía de los cuerpos, con la autogestión laboral… Son todas cuestiones absolutamente vinculadas con posiciones progresistas. (Murray) Rothbard habla de las libertades civiles. Hay autores que son libertarios de izquierda, como Kevin Carson. Está Wendy McElroy, una feminista libertaria que tiene una posición regulacionista per se… Yo soy un libertario de izquierda y defiendo esas posiciones. Estos discursos, incluidos en la antología, no aparecen en general.
–Pero La Libertad Avanza (LLA), por mencionar al espacio político en carrera a ser Gobierno, ¿no es “liberal-libertario”, como se definen?
–Lo que uno puede detectar en LLA, en el discurso de Milei y en los seguidores de Milei, es un discurso técnicamente paleolibertario. El paleolibertarismo es una rama del libertarismo que aparece en la década del 90, una rama fuertemente reaccionaria que va a reivindicar a las autoridades sociales frente a la autoridad del Estado. O sea de alguna manera, hay algo común entre un libertario de izquierda y un paleolibertario: los dos somos críticos del Estado.
–Milei y los suyos se han expresado de manera vehemente en contra hasta de la palabra “izquierda”, en todas sus acepciones. Dudo, incluso, de que usen el guiño a la izquierda.
–Bueno, es que hay una gran diferencia. Ellos llaman instituciones intermedias a la familia, la Iglesia, a la tradición religiosa. Son figuras de autoridad supuestamente no estatales producto de un orden espontáneo, como el padre de familia, como el pastor o el sacerdote, como el empresario exitoso. Para ellos todas esas son autoridades válidas que hay que proteger. Y esas autoridades van a tener bajo su cargo, por ejemplo, la educación de los niños. Bueno, yo disiento. Para mí el libertario es crítico de la autoridad en general. Es crítico de visiones jerárquicas, de visiones centralizadas.
–Entonces su discurso no es el discurso completo.
–El paleolibertarismo, que es lo que se detecta en LLA, es una parte del libertarismo que se popularizó en los últimos años. Lo que oculta, tal vez, es una historia previa. El libertarismo nace por izquierda, en los ‘60, se buscaba una alianza táctica con la nueva izquierda. En la década del ‘70, el libertarismo se instala. Por ignorancia o por conveniencia esa parte no se cuenta.
–¿Cuánto hay de conservadurismo en este libertarismo con el que se promociona LLA?
–Muchísimo. LLA si no es conservadora, es reaccionaria. Se detecta en todo lo que tiene que ver con las posiciones en referencia a las libertades civiles, a la libertad del cuerpo. Es totalmente conservadora o reaccionaria. Pensemos que están abiertamente en contra de la despenalización del aborto. Incluso en caso de violación, que es algo que casi nadie plantea. Son muy críticos, o por lo menos nunca defienden abiertamente, el matrimonio igualitario. Hablan de “ideología de género”, algo que no existe. Existe la teoría de género o filosofía de género, con las que uno puede discutir por supuesto, pero no es “una ideología”… No hay una visión conspirativa tras de eso. Hay teóricas, teóricos, que desarrollan diferentes posturas filosóficas.
–¿Y respecto del uso de drogas? En Utopía y Mercado compilaste un texto de Thomas Szasz, autor del libro “Nuestro derecho a las drogas” y médico psiquiatra fallecido en 2012, que se refiere al “cuerpo como propiedad” y el “derecho a la privacidad”. Su posicionamiento frente a las sustancias es “libre circulación”.
–La Libertad Avanza es conservador incluso respecto a las drogas. Milei está en contra de la despenalización. Él dice que estaría a favor en el caso de que no exista el estado de bienestar. “Porque no quiero pagar tu cuenta en el caso de que vos tengas una sobredosis”, digamos. Su lógica es que como cada uno se hace cargo de sus elecciones, no puede tener un costo público para él. Eso no sólo es irrisorio, es inaplicable. Porque si alguien entra en un hospital por un coma alcohólico, digamos, nadie le pregunta cuánto tomó. O si fumó mucho. O si tomó dos rayas de más. Medio inchequeable. Digamos que un médico te atiende sin preguntar, trata de salvarte la vida. El planteo de Milei es absolutamente inoperativo y me parece que es una falacia total para ocultar que, en realidad, está en contra de la despenalización de las drogas en general.
Milei está en contra de la despenalización. Su lógica es que como cada uno se hace cargo de sus elecciones, no puede tener un costo público para él. Eso no sólo es irrisorio, es inaplicable.
Luis Diego Fernández. — Filósofo.
–Otra diferencia que encuentro es que los autores clásicos liberalistas y también los contemporáneos es que apelan a un “dejar ser”, a lo espontáneo. ¿Cuánto hay de performático en LLA?
–Tienen una lógica muy artificial. Diría que La Libertad Avanza es una suerte de happening político, de cosplay político. De hecho hay cosplayers al lado de Milei. Todo es muy artificioso. La forma en la que él se para, cómo mira, cómo se saca las fotos tomando sus carpetas, el ángulo de la foto, cómo baja la papada… Está todo absolutamente digitado. Pero sin embargo ellos defienden un discurso que supuestamente apunta al orden espontáneo, a la naturaleza, a una suerte de naturalismo hipotético que contrasta radicalmente con su comunicación. No hay nada de espontáneo.
Diría que La Libertad Avanza es una suerte de happening político, de cosplay político.
Luis Diego Fernández. — Filósofo.
–Hubo cartas públicas firmadas por intelectuales, artistas e incluso referentes de la comunidad judía, en las que se advierte sobre las expresiones de odio del candidato o que el avance de su espacio es una amenaza para la democracia. Tengo la sensación de que no hacen mella.
–Me parece que es un formato de intervención intelectual un poco obsoleto y no sé hasta qué punto son efectivas. Me parece que responden más a una cuestión intra académica que a una cuestión social, popular y de impacto en el ciudadano de a pie. Yo tuve la posibilidad de firmar una de estas cartas en contra de Milei y no lo quise hacer.
–¿Votás a Milei?
–No estoy a favor de Milei y tampoco voy a votarlo. No me gusta colocarme en un lugar de autoridad, o sea, yo no soy quien para decirle un ciudadano a quién tiene que votar o a quién no tiene que votar. No creo que un intelectual tenga esa función de mandarín de decirle a otro qué hacer.
–¿Por qué decís que el libertarismo no es para débiles?
–Veía que el libertarismo es una filosofía dura, en el sentido que te pasaba por encima. Que era fuerte. Y eso tiene una doble acepción. Estar en contacto con esa filosofía te puede transformar. Yo tomé elementos y a mi me cambiaron. Digamos, los elementos emancipatorios, progresistas, hedonistas, libertina. Otros los deseché porque me parecían horrorosos. Con la rama paleolibertaria, la reaccionaria, disiento en todo. Pero también creo que no es para débiles en el sentido de que no negocia, no hay una posición reformista.
–¿Por ejemplo?
–Fijate la ley de alquileres. Milei votó en contra de la reforma. Para él la ley era un mamarracho y directamente había que derogarla. Pero supuestamente aquellos que votaron a favor, buscaban un acuerdo, algo que beneficie al inquilino, al propietario. O sea: hacer reformas. Bueno, Milei no es reformista, es todo o nada. Esa es la forma de reflexionar de un libertario extremo.
Milei no es reformista, es todo o nada. Esa es la forma de reflexionar de un libertario extremo.
Luis Diego Fernández. — Filósofo.
–Sigo confundida. Si LLA, que se ufana de traer al presente conceptos de la escuela clásica liberal-libertaria, no lo es ¿entonces qué es?
–Es un conglomerado de gente que pertenece a diferentes sectores. Vos tenés un sector más la mesa chica, que son los de ideología dura. Algunos se han formado en el liberalismo libertario, sobre todo en la Escuela Austriaca de Economía y particularmente en el paleolibertarismo que es moralmente conservadora. Pero después tenés otros sectores, por ejemplo Victoria Villarruel, que viene más bien de la vieja derecha argentina, de lo que es el nacionalismo católico, el sector militarista, castrense, negacionista. Esa vieja derecha argentina que se anexó a Milei. Y después tenés muchos chicos, que me parece que son la masa crítica más fuerte, varones particularmente. No sé si son “tan ideológicos”. Posiblemente se hayan acercado a Milei por su estética disruptiva. O están hartos del Estado o no encuentras en Juntos por el Cambio una alternativa posible. O que el kirchnerismo es un ciclo acabado.
VDM/DTC