A través de un proyecto de declaración, el diputado nacional Rubén Manzi (Juntos por el Cambio) solicitó que el cuerpo de legisladores exprese su beneplácito por los recientes avances en la causa por la beatificación del prócer catamarqueño Fray Mamerto Esquiú. El proyecto fue acompañado en su firma por el también diputado por la provincia Dante López Rodríguez (Frente de Todos), entre otros legisladores.
En los fundamentos de la iniciativa, Manzi destaca que días atrás el Vaticano ha dado el voto positivo a un presunto milagro de curación atribuido a la intercesión de Esquiú; y recuerda que en noviembre del año pasado se conoció el resultado del fallo emitido por la Consultación de los Médicos de la Congregación para las Causas de los Santos, respecto de la imposibilidad de explicar científicamente la sanación de una niña de la provincia de Tucumán.
La niña fue diagnosticada con artritis séptica en la cadera izquierda y osteomielitis en el fémur izquierdo. Informada la familia de la grave situación, la madre tomó la iniciativa de encomendársela Fray Mamerto, pidiendo con fe que intercediera para la curación de su hija. Doce días después un control radiográfico mostró la desaparición de la enfermedad en el hueso a lo que siguió la desaparición de la sintomatología clínica y la mejoría de los exámenes de laboratorio.
Luego de un repaso de la vida del prócer nacido en Piedra Blanca el 11 de mayo de 1826, en el que recuerda sus primeros pasos sacerdotales hasta su designación como Obispo de la Diócesis de Córdoba en 1880, el texto hace hincapié en el importante rol político que tuvo Esquiú en la segunda mitad del siglo XIX cuando, luego de una cruenta guerra civil, en 1953 se promulgó la Constitución Nacional. “El gobierno de Catamarca le solicitó al Padre Esquiú que predique el sermón de circunstancia el día 9 de julio de 1853 en el que se juró, en la provincia, nuestra Ley Fundamental. Esto le dio al fraile la oportunidad para reflexionar ante el pueblo catamarqueño sobre los fundamentos de la sociedad política que se organizaba. No podemos obviar el contexto histórico y personal de Esquiú. Como católico, no coincidía con el perfil liberal laico dominante en nuestro texto constitucional. Muchos conservadores, conocedores de su pensamiento, hablaron al fraile para que llame a no jurar por esa constitución. Nuestro venerable, lejos de llamar a rechazar la ley fundamental, amasada con años de lucha fratricida, llama a acatar la ley. El pueblo, en su conjunto, pobres y ricos, escuchan la voz del sacerdote. La mayoría estaba lejos del debate ideológico conceptual, pero sentían la patria y abrazaban la Fe. Es así como, a sus 27 años, pronuncia el sermón que termina por sellar la obediencia a la Constitución. Este hecho lo consagra como “el Orador de la Constitución””.
Además de Manzi y López Rodríguez, el proyecto lleva la firma de los diputados Jorge Enríquez; Leonor Martínez Villada; Alicia Terada; Héctor “Toti” Flores y Paula Oliveto Lago.