El gobierno italiano confirmó hoy que las personas fallecidas con resultado positivo de coronavirus llegaron hoy a 1.016 desde el inicio de la crisis epidemiológica, de las que el 67% tenía patologías previas y el 98% más de 60 años.

«En las últimas 24 horas se registraron 189 víctimas. Desde el inicio de la crisis el 67% tenía patologías previas y el 98% más de 60 años», anunció el titular de la Protección CIvil Angelo Borrelli al dar a conocer los casos de hoy.

Las declaraciones de Borrelli se dan en un marco en el que las nuevas medidas del gobierno italiano en su lucha contra la difusión del coronavirus, que incluyen cierre de todos los bares y restaurantes del país, transformó este jueves la imagen de Roma, donde casi no se ven rastros de la que suele ser la ciudad italiana con mayor turismo.

«Negozio chiuso» (negocio cerrado) es el cartel que monopoliza bares, restaurantes y negocios de ropa y cualquier otro bien que no entre en la lista de los estrictamente esencial que definió el gobierno del premier Giuseppe Conte: supermercados, farmacias y pocos rubros más.

A metros de la Plaza San Pedro, los seis bares que dan a una de las entradas del Vaticano sobre Via delle Fornaci y Via di Porta Caveleggieri amanecieron hoy sin actividad.

«Tenemos que acostumbrarnos a la situación», le planteó uno de los mozos del bar Victoria, que permanece cerrado al público y apenas dos empleados se ocupan de hacer un inventario antes del cierre, al menos, hasta el 25 de marzo.

Los kioscos de artículos generales manejados en general por trabajadores del sudeste asiático también permanecen abiertos.

«Pero hay mucha menos gente de lo habitual», dijo a primera hora Enrico, que atiende un polirrubro de alimentos de Via delle Fornaci.

A pocas cuadras, kioscos de diarios y negocios de comida para mascotas en Via del Monte del Gallo también abren, aunque siempre con las estrictas medidas de seguridad e higiene: un metro de distancia entre personas y solo tres clientes por turno.

La Plaza San Pedro, cerrada por el Vaticano hasta el 3 de abril, sigue vacía, y apenas se ven trabajadores de la Santa Sede que la cruzan para los desplazamientos internos.

Controlando el ingreso, un auto de los carabineros y otro de la Policía, donde los efectivos controlan que las personas que circulan tengan compilado el módulo obligatorio para el libre tránsito: a modo de declaración jurada, incluye nombre, documento y motivo de la salida del hogar, y debe ser ratificado por un oficial.

«Si todo va bien la normalidad volverá en el verano», planteó este jueves Walter Ricciardi, funcionario de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y asesor técnico del ministerio de Salud italiano.

Los negocios de la ciudad ícono del turismo en el país esperan que así sea. Más cuando gran parte de los contratos laborales del rubro son en negro y con el cierre masivo muchos negocios aprovechan para no pagar los días de cierre a los trabajadores no registrados.

«Estoy cercana a los que han perdido un trabajo en negro», declaró anoche la alcaldesa de Roma Virginia Raggi, consciente de una situación que afecta principalmente a dos sectores ya golpeados por los índices de desocupación, como son jóvenes e inmigrantes.

La situación permanecerá en una cuarentena de hecho por lo menos «un par de semanas más», según explicó Conte al anunciar las medidas en la noche del miércoles.

De hecho, a partir del viernes se frenarán las operaciones en uno de los dos aeropuertos de la ciudad, Ciampino, y desde el martes el de Fiumicino cerrará de forma temporaria la Terminal 1, dedicada a vuelos europeos, para centralizar las operaciones en la Terminal 3, según anunció un comunicado de la empresa concesionaria.