En un operativo sigiloso, el Gobierno le concedió refugio al ex presidente de Bolivia junto a otros cuatro ex funcionarios. Le pidieron que no haga declaraciones.
En un operativo realizado con el mayor sigilo, Evo Morales llegó ayer a la mañana al país proveniente de México y, luego de un rápido trámite en Ezeiza, el gobierno le concedió la condición de refugiado. “Ahora arribé a Argentina, para seguir luchando por los más humildes y para unir a la Patria Grande, estoy fuerte y animado. Agradezco a México y Argentina por todo su apoyo y solidaridad”, expresó el destituido presidente de Bolivia en las redes sociales. Según comentó el canciller Felipe Solá, como parte del acuerdo para su llegada, Morales no realizará declaraciones públicas ni participará de actividades políticas. Hay que interpretar esa veda como temporal, Evo justamente viajó para estar más cerca de su país y, se supone, acompañar la campaña del MAS para las elecciones presidenciales que todavía no tienen fecha. El ex vicepresidente Alvaro García Linera y otros tres ex funcionarios también quedaron en el país con el mismo estatus.
Es de imaginar que en los próximos días Alberto Fernández recibirá o conversará con Evo. Antes de asumir, Fernández había expresado públicamente su oferta de asilo al ex presidente boliviano para que estuviera junto a sus familiares, más cerca de su país y acompañado por el millón de compatriotas que viven acá. Incluso, Solá recordó que en el momento del golpe, Alberto Fernández conversó con Mauricio Macri sobre la posibilidad de que le diera refugio a Morales. Como no hubo reacción por parte de la administración de Cambiemos, Fernández debió activar las gestiones para que Evo saliera cuanto antes hacia México porque si se quedaba en Bolivia su vida corría peligro. El entonces presidente electo colaboró para facilitar el paso del avión que trasladaba a Evo por el espacio aéreo de varios países.
Pese a que en algún momento había expresado su deseo de que viajen para la jura, finalmente ni Evo, ni Lula, ni Dilma Rousseff participaron de la ceremonia para evitar roces diplomáticos. Pero, el mismo 10 de diciembre, Evo junto a García Linera, la ex ministra de Salud Gabriela Montaño, el ex canciller Diego Pary y el ex embajador en la OEA José Alberto Gonzáles enviaron un texto pidiendo su asilo. La cuestión exigía cierta ingeniería jurídica en la que trabajaron Solá y su jefe de asesores Guillermo Justo Chaves porque en el país no existe la figura de asilo territorial. Así que anoche le concedieron un asilo temporal hasta que llegó al aeropuerto, donde requirió la condición de refugiado, que sí existe.
El temor de Evo y sus acompañantes era que si no tenían algún tipo de resguardo legal en la Aduana les saltara alguna alerta. El ex presidente viajó junto a Montaño en la clase turista del vuelo regular de Aeroméxico que une la capital mexicana con Buenos Aires. En el aeropuerto lo esperaban Justo Chavez y amigos locales como el secretario general de ATE, Daniel Catalano. Los hijos de Morales -Evaliz y Alvaro- ya estaban acá desde hace tres semanas. La comitiva que salió desde Ezeiza acompañó a Evo hasta un domicilio local. En el Gobierno aclararon que la permanencia de Morales -la condición de refugiado no tiene fecha de vencimiento- no demandará ningún gasto más allá de la custodia policial que se le asignó por su seguridad.
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“Les rige la condición de refugiado. Desde el momento que se pide quedan liberados de cualquier posibilidad de extradición. Esas personas no pueden tener protección en su país”, explicó Solá. Todo fue tan rápido que el canciller debió acelerar los trámites para habilitar su firma y así poder suscribir las resoluciones. “Nosotros no queremos que Evo Morales ni ninguno de los refugiados usen este país para hacer política. Pueden ver a quien quieran pero está el compromiso político de que no hagan declaraciones públicas ni campañas políticas desde acá”, sorprendió Solá en diálogo con El Destape Radio. Son extras que consensuaron con Morales de palabra, porque una vez que se da la condición de refugiado queda en condiciones de ejercer todos los derechos y obligaciones de cualquier ciudadano que habita en el país.
Morales pidió permiso para escribir dos tuits para agradecerle al presidente de México Andrés Manuel López Obrador y a los mexicanos “por salvarme la vida y por cobijarme. Me sentí como en casa junto a las hermanas y los hermanos mexicanos durante un mes”. Dos funcionarios del gobierno de AMLO acompañaron a Morales en el vuelo.
“La ley no dice nada de eso, es un compromiso político”, ratificó el canciller respecto a esta particularidad. “La situación de Argentina es delicada y no queremos sumar problemas. Queremos alejar los problemas”, argumentó. La nueva gestión de Alberto Fernández ya tuvo esta semana una primera muestra de lo complicadas que a veces pueden ser las relaciones diplomáticas cuando uno de los enviados de Donald Trump dijo que no participaría de la ceremonia de jura en señal de un supuesto enojo -o advertencia- por la invitación al ministro de Comunicaciones de Venezuela, Jorge Rodríguez, y del ex presidente ecuatoriano Rafael Correa. Otro funcionario norteamericano, el subsecretario Michael Kozak, no sólo se quedó sino que mantuvo una extensa reunión con Fernández y Solá, pero el entredicho sirvió para encender una luz amarilla. El Gobierno necesita el respaldo de Estados Unidos para que las negociaciones iniciadas con el FMI lleguen a buen término.
Luego del golpe de Estado y desde su exilio en México, Morales no dejó pasar sin denunciar a través de las redes las muertes por la represión y demás excesos cometidos por el gobierno de facto de Jeanine Añez. Por ejemplo, el miércoles escribió: “Allanamientos abusivos, notificaciones azules y órdenes de aprehensión. Continúa la cacería del gobierno de facto, todo para desviar la atención del informe de la CIDH que habla de masacres y violaciones masivas de derechos humanos”. Luego de intensas negociaciones, Añez aceptó convocar a elecciones dentro de los próximos seis meses de las que no podrán participar ni Morales ni García Linera. La intención de Evo es apoyar desde aquí a quien resulte elegido como candidato del MAS.