*Por Silvio Iramaín

La actual situación de pandemia que ha desencadenado en el aislamiento social, preventivo y obligatorio parece dar el marco ideal para una reforma estatal, que de haberse anunciado en otro contexto, hubiera teniendo como reacción inmediata: manifestaciones, movilizaciones y paro en la Administración Pública de Catamarca.

Pero el coronavirus no es el único argumento. Desde el inicio de su gestión, incluso desde la campaña, Raúl Jalil insiste en una reforma del Estado, de hecho antes de asumir ya había anunciado que aumentaba la cantidad de Ministerios. Pasaron de 8 a 17, con la particularidad es que los ministros deben solicitar y reportar sus gasto al Ministerio de Planificación y Modernización y al Ministerio de Inversión y Desarrollo, lo que tiene a los altos funcionarios (no Jalilistas) más controlados. A su vez, el Gobernador cundo asumió,  reformó un área sensible como vivienda, avanzando sobre el IPV, unió Deportes con Desarrollo Social y jerarquizó Cultura y Turismo, esto incomodó a los empleados, que en algunos casos sentían vulnerados sus derechos, generando la intervención de sindicatos y las consecuentes medidas de fuerzas.

Así, antes de la pandemia del Covid-19, varios organismos oficiales estaban en pié de guerra, la reformas en los entes de recaudación es otro caso. El Registro de la Propiedad, Rentas y el propio CAPRESCA fueron advertidos de cambios en su funcionamiento y la creación de un nuevo organismo que los absorbe (la Agencia de Recaudación de Catamarca) ya está en marcha. De hecho esta semana se nombraron nuevas autoridades en CAPRESCA, el flamante directorio tiene la tarea de la refuncionalización de las áreas de recaudación.

Otras de las medidas de inicio de gestión fue no renovar las designaciones de “350 funcionarios”. El Gobernador en declaraciones radiales, no explicó que se trata de los conocidos vulgarmente como “puntos índices” que suelen darse por algún acuerdo político.

Ahora, con los decretos para la reforma del estado, en pleno aislamiento social, preventivo y obligatorio, siendo tratado en el Poder Legislativo, es lógico que algunos sectores reaccionen. Lo hacen referentes de la oposición, que en la primera batalla legislativa, han demostrado por lo menos cierta unidad. Los sindicalistas, de manera más tibia, plantean la necesidad de que los llamen para el dialogo y aseguran que se analizan posibles movilizaciones. Deberá el sindicalismo reinventarse (también). La cuarentena obliga a todos los sectores a ser más creativos.

Sin embargo, el Gobernador avanza. Otras modificaciones que tiene pensadas Raúl Jalil y de las que ya hizo declaraciones, es la desaparición del ENRE, ente estatal encargado de controlar a las mismas empresas de servicios públicos del Estado, hoy el aporte del ENRE es cuestionable.

Para un futuro no muy lejano, las elecciones Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias (PASO) posiblemente desaparezcan. Esto es probable incluso a nivel nacional, teniendo en cuanta la situación económica que atraviesa el país, más las declaraciones del Presidente Alberto Fernández al respecto. Jalil, ya dejó entrever (siempre en declaraciones periodísticas) no estar de acuerdo con el gasto que generan ese tipo de elecciones.

Entonces, con mayor control económico a los ministros, movilidad laboral para cubrir áreas sensibles con personal que no está claro que funciones cumplen (por lo general con algún padrino político), baja de puntos índices, desaparición y/o modificación de organismo y cambios en el sistema electoral. La reforma del Estado, es una reforma Política.

Es también, un desafió a las formas tradicionales, de un sector acostumbrado a ciertas comodidades estatales. Esto, incomoda a funcionarios y referentes políticos porque siembra dudas, lo pones nerviosos, sienten que pierden margen de acción. Por ello, algunos militantes ya han dejado ver su malestar con descargas emocionales en las redes sociales.

Claro que la cuarentena no va a durar para siempre, la economía se avizora como el principal desafió y el humor social depende mucho de eso. Con sectores políticos inquietos, sindicatos mendigando poder y necesitando protagonismo, empresarios molestos por un sector económico que parece va demorar para recuperarse, no le queda mucho espacio de maniobra a Jalil.

Para intentar bajar esas ansiedades, rápidamente el Gobernador declara en cuanto medio de comunicación tiene a su alcance la necesidad de nuevas formas de producción. Se ilusiona con la radicación en Catamarca de fábricas a gran escala que generen un abastecimiento propio, hasta aseguró haber tenido contactos con empresarios que quieren instalar una fábrica de cigarrillos en la Provincia. Si esto no convence, Raúl Jalil, sita al presidente Alberto Fernández y declara que las arcas del Estado están protegidas por el aporte nacional y por no tener deuda en dólares, destacando la gestión de Lucía Corpacci por la manera que administró el dinero provincial durante su gestión. Por su parte, Lucía, al mejor estilo Cristina Fernández, deja Gobernar a Jalil y no interviene, incluso ha colaborado mucho en esta pandemia por su título de médica infectóloga.

Por si todo esto fuera poco, el Gobernador se apoya en otro de sus pilares para la reforma. El intendente de la Capital Gustavo Saadi, quién en un comunicado oficial, recordó  que hace algunos años le tocó encabezar la elaboración del proyecto de Reforma de la Constitución de Catamarca, una experiencia altamente positiva: “aquella vez se generaron inquietudes, pero las resolvimos con mucho diálogo y participación. Se formó un Consejo Consultivo que convocó a todos los sectores políticos y sociales, que recorrió la provincia, y permitió reunir aportes muy valiosos. El proyecto original se enriqueció muchísimo durante ese proceso, porque escuchar y buscar consensos siempre facilita la evolución de una iniciativa” dijo Gustavo.

Por último, tal vez lo más importante, Raúl Jalil fue elegido Gobernador por más del 60% de los votos. Con ese apoyo electoral, más los principales referentes de la política en sintonía y el COVID-19 restringiendo reacciones, al lord mayor de los catamarqueños, le sobran razones para reformar el Estado.

Silvio Iramaín, Comunicador Social

Silvio Iramaín, Comunicador Social