Una de las novedades que introdujo la ley de Emergencia Económica en el mercado turístico es el impuesto a la compra y consumo de dólares, que estarán gravados con un tributo de 30%. Aplicará para la adquisición de divisas para ahorro pero también para el uso de tarjetas de crédito para bienes en moneda extranjera y también para la compra de ciertos pasajes de avión.

El Gobierno todavía deberá reglamentar la norma para conocer cuál será el alcance definitivo del nuevo gravamen, aunque hay algunos aspectos sobre los que hay consenso. En el caso de los vuelos, el criterio para saber si pagarán el 30% no tiene que ver tanto con el destino como que impliquen una operación de divisas para la aerolínea.

Así, por ejemplo, los vuelos domésticos quedarán excluidos del pago de ese impuesto. Un pasaje desde Buenos Aires a Bariloche operado por Aerolíneas Argentinas o alguna de las low cost que funcionan en el país (Flybondi y Jetsmart) será una compra que se paga en pesos y para la cual no habrá consumo de divisas para ese servicio.

Para los vuelos a otros países hay dos respuestas a la pregunta sobre si están alcanzados por el 30% de impuesto. Aquellas compañías aéreas que no estén radicadas en la Argentina -por lo tanto los pagos que se hagan en pesos desde el país implican una transacción en el extranjero- deberán estar cargadas con el tributo nuevo.

Por ejemplo, un vuelo de American Airlines desde Buenos Aires a Miami, por caso, pagará el 30% por tratarse de una compañía extranjera radicada en los Estados Unidos. Lo mismo sucede para un pasaje a Río de Janeiro con Latam desde cualquier ciudad del país, que suelen ser operados por la filial brasileña de la aerolínea.

Sin embargo, para el caso de Aerolíneas Argentinas, los viajes al exterior tampoco deberían estar gravados con el impuesto al dólar. Eso sucede porque la transacción se realiza completamente en el país y en pesos, más allá del país de destino.

El diputado de Juntos por el Cambio, Luciano Laspina, lo celebró el viernes tras el debate en la Cámara de Diputados. «En la votación se exceptuó del nuevo impuesto de 30% al transporte internacional (aéreo, terrestre y por vía acuática) abonado en pesos y que no tenga impacto cambiario. Gran noticia para Aerolíneas Argentinas y sus clientes que tendrán una ventaja impositiva enorme. Algo es algo», escribió por Twitter.

Una zona gris tiene que ver, por ejemplo, con aquellos vuelos al exterior comprados en aerolíneas que tienen más de una filial y que tienen escalas. Ejemplo: un vuelo a Miami por Latam tiene variantes con una escala en Santiago de Chile o en Lima, en Perú. El primer pasaje es operado por Latam Argentina pero el segundo por Latam Airlines o Latam Perú, respectivamente. La reglamentación debería aclarar qué sucede en este tipo de casos.

En el mismo sentido, otros «beneficiados» tributariamente por este nuevo contexto serán los pasajes de micros, que quedarán fuera del impuesto y la compañía de transporte marítimo Buquebús, que viaja a distintos destinos en Uruguay. Nuevamente, a pesar de ser un destino extranjero, el hecho de que la firma esté radicada en la Argentina evita que exista una transacción cambiaria.

Una de las modificaciones de último momento que se hizo en la ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva fue exceptuar del impuesto a pasajes que se hagan a ciudades limítrofes. La intención fue eximir del tributo a la compra de pasajes a destinos cercanos a la frontera, que suelen hacerse en ómnibus y pagarse en efectivo. El diputado José Luis Ramón (Unidad y Equidad Federal) focalizó en las localidades fronterizas, en donde el ir y venir de las personas es permanente.

El diputado por Misiones Luis Pastori (UCR) lo acompañó: «En Posadas, Misiones, hay un servicio internacional que cruza un puente entre Posadas y Encarnación. Le vamos a encarecer un 30% el costo de transporte terrestre de colectivos a alguien que va a visitar a un familiar en un colectivo argentino. O a alguien que compra en la terminal de Retiro un pasaje en pesos a una empresa argentina, cuando no está usando dólares», explicó.

El diputado Carlos Heller, del Frente de Todos, en principio rechazó el cambio. «Entiendo la idea, pero tiene un inconveniente, porque si se paga con tarjeta de crédito un servicio al exterior, el Estado tiene que hacerse cargo de los dólares». Pero luego Ramón le replicó: «Estamos hablando de lugares en donde las personas no tienen tarjeta de crédito, van con el efectivo e incluso a veces ni tienen efectivo».