La pregunta que se hace desde el principio ‘Que viene el lobo’ (‘Ulven kommer’) es bastante incómoda y puede torcerse enseguida: ¿qué pasa cuando surgen dudas razonables en torno a la veracidad de un caso de maltrato doméstico? Sobre esto gira esta serie danesa que puede verse en Movistar+ después de su emisión en la DR1.
Con el aval de ser galardonada como mejor drama en los Robert, los premios de la televisión danesa, la serie cuenta la historia de Holly (Flora Ofelia Hofmann Lindahl), una chica cuya redacción escolar llama la atención al narrar el comportamiento violento de su padastro. Las alarmas saltan y se pone en marcha el protocolo para estos casos.
Aquí llega Lars Madsen (Bjarne Henriksen), un veterano y sosegado trabajador social que tras entrevistar a Holly y su hermanastro Theo (Noah Storm Otto) decide que lo mejor es separar a los niños de sus padres ya que los indicios muestran que hay un caso de violencia doméstica. Sin embargo, los padres (Christine Albeck Børge y Peter Plauborg) niegan tajantemente los hechos y mantienen que la chica les acusa falsamente en un alarde de rebeldía.
Cuando la realidad es compleja
El guion de Maja Jul Larsen, que crea la ficción, ahonda en el drama abordando lo complejo del asunto. Además, evita conscientemente el mostrarnos pruebas irrefutables… provocando que esto sea más un «su palabra contra la nuestra» que, ante la falta de pruebas físicas (lo más palpable es que el pequeño lleva escayola tras un accidente en los columpios), es más difícil de discernir.
Sea o no verdad lo que cuenta Holly, el «daño ya está hecho», como se suele decir. Ante la duda, la separación es prioritaria y este será el eje sobre el que se construye el drama familiar. Como digo al comienzo, es una premisa que puede torcerse enseguida por puros instintos e ideologías, pero Larsen logra encontrar un equilibrio a la hora de explorar la ambigüedad del caso dejando que nosotros, como espectadores, nos veamos más en la piel del perplejo trabajador social cuyo instinto le dice una cosa pero los hechos otra.
El estilo sosegado del libreto (no olvidemos que esto es un drama escandinavo) apaga los sentimentalismos que podríamos esperar de una serie de estas características. Si bien esto puede ser una ventaja, porque no cae en esas trampas, se echa algo de menos. Lo que no quiere decir que las escenas más emotivas no funcionen. Lo hacen y muchas veces gracias a la dedicación de Larsen a la hora de que empaticemos con cada uno de los protagonistas.
Un inteligente drama que encuentra siempre su equilibrio
Por lo general ‘Que viene el lobo’ funciona estupendamente gracias a encontrar constantemente un equilibrio, que no siempre es fácil de conseguir, en una serie cuyo guion se fabrica en un mar de incertidumbres en el que nada parece ser lo que aparenta o lo que nos dicen. Pero esto no es un drama de secretos y mentiras, sino de la complejidad de la convivencia en una familia «reconstituida» y las ramificaciones de ello en la personalidad de cada miembro.
Reconozco que, pese a lo interesante del tema a tratar y que creo que aquí el buen gusto a la hora de presentar la historia es clave, la serie se hace algo pesada en sus tramos intermedios y precisamente su abordaje de la lentitud del proceso, de la investigación y de los claroscuros no la hacen lo suficientemente tensa como para tenernos en vilo.
Eso es lo que puede que nos tire un poco para atrás a la hora de ver ‘Que viene al lobo’, que viene en la estela de otras ficciones recientes como ‘Creedme‘ y ‘La infamia‘ en cuanto a poner en el centro más que el caso en sí la fiabilidad del dedo acusador y, a mi juicio, queda un poco por detrás de estas. Lo que no quiere decir que la serie no sea notable en su exploración de estos grises morales y sociales.