La historia se remonta a 1991, cuando Camilo Aldao estaba revisando las pertenencias que había heredado de Susana Bombal, su tia recientemente fallecida. Entre los papeles que le dejó, encontró una carta que un amigo le había mandado años atrás.

En el escrito, este hombre le confesaba a su tia que tenía ganas de construir un laberinto con ella en memoria de Jorge Luis Borges, a quien ambos admiraban. Al terminar de leer, el sobrino de Susana interpretó que la aparición de ese papel era una señal.

Para cumplir ese sueño, contactó a Randoll Coate, el remitente de aquella carta. Al encontrarse personalmente, este hombre le entregó los planos que había diseñado en ese entonces junto a su tia.

El laberinto se inauguró en octubre del 2003, cuando se terminó de plantar el último boxus. Este lugar esconde en su interior una importante simbología relacionada al escritor y sus obras. Está ubicado en San RafaelMendoza y puede visitarse de lunes a domingos.

Vista aérea del Laberinto Jorge Luis Borges.
El interior del Laberinto Jorge Luis Borges.