Durante la reunión, desde el Ministerio de Salud se enfatizó en la necesidad de que toda la comunidad sostenga las medidas de cuidado para poder tener un inicio de clases con el menor riesgo de contagio posible. «Podemos tener una escuela con todas las medidas, pero si en la comunidad no se las cumplen los protocolos y cuidados se corre más riesgo de tener en la escuela situaciones no deseadas. Es por eso que seguimos insistiendo en el uso de barbijo, en la distancia y el lavado de manos cuando hacemos las actividades cotidianas, sobre todo las personas que trabajan en el ámbito educativo. Es importante que se pueda charlar con todos los actores de la educación con una mirada de responsabilidad solidaria», aseguró Palladino.  

Por su parte, Andrea Centurión hizo hincapié en que “ante un caso positivo en la unidad educativa el cierre de la Escuela es determinación de la autoridad de Salud y del COE municipal de cada jurisdicción”.

Remarcando que “los municipios deberán determinar el traspaso de una etapa a otra conforme lo establecido en la Tabla de Indicadores de Evaluación de Riesgo Sanitario Covid-19 y las definiciones de Etapas de Convivencia, además de la autorización de los ministerios de Salud y Seguridad a efectos de garantizar el debido control sanitario por parte de la Provincia”.

Durante el encuentro la directora de Maternidad e Infancia, Verónica Di Giovani, indicó que los directivos de los establecimientos educativos recibieron los lineamientos que se deben cumplir para el regreso a clases, con el fin de que cada uno pueda adecuarlos de acuerdo a la realidad de cada escuela.

Di Giovani, también señaló que «no existe riesgo cero de contagio, en ningún lugar del mundo, pero sí el riesgo de que aparezcan casos de COVID en las escuelas está ligado al nivel de transmisión comunitaria. Si tenemos un municipio con un nivel de transmisión comunitaria, como lo tiene la mayoría, de medio a bajo, la posibilidad de aparición de COVID también es de mediana a baja». En este sentido, continuó: «Si usamos las medidas de mitigación correctamente esa posibilidad puede reducirse en la comunidad educativa».

Di Giovani explicó la manera en que tiene que establecerse el sistema de “burbuja” que significa que se armarán grupos de no más de 15 personas, respetando una distancia de 1,50 mts entre alumnos y docentes.

En el caso que apareciera un caso sospechoso de COVID se aísla a la persona sospechosa, a la burbuja y a los que sean considerados contactos estrechos del sospechoso. Luego, se realiza la sanitización de esa aula (la sanitización consta de la limpieza con agua y lavandina y la ventilación del lugar) mientras que el resto de la escuela puede seguir funcionando normalmente. Si el resultado de la prueba es negativo, la burbuja y contactos estrechos pueden volver a sus funciones. Caso contrario, es decir que se confirme el positivo, deben permanecer en aislamiento durante 14 días.

Si aparece otro caso en la institución, en otro grupo, se procede de la misma manera. En estas situaciones aclaró que no es necesaria la desinfección de todo el establecimiento.

Para finalizar, explicó que el cierre de una escuela es «la última instancia y sólo se produce cuando hay varios casos que están relacionados entre sí, es decir, que se comprueba mediante investigación epidemiológica que se contagiaron en el establecimiento».