Como casi todos los países del mundo, Túnez se encuentra actualmente bajo severas condiciones de contención del coronavirus, incluido el confinamiento de la población salvo para actividades esenciales. El estado del norte de África ha confirmado hasta la fecha 822 casos de la enfermedad y 37 fallecimientos.

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Cumplir el aislamiento debería ser algo sencillo de hacer, sin embargo, como ocurre en otros lugares, hay quien se lo salta. Es por eso que los cuerpos de seguridad del estado patrullan las calles en casi todos los países, pidiendo a los viandantes la identificación y algún tipo de justificación de su paseo -un permiso de trabajo, un ticket de compra…-.

Pero el Ministerio del Interior de Túnez ha ido un paso más allá y, para proteger a sus agentes, ha puesto en marcha una manera tecnológica de vigilar a los ciudadanos:robots policía para localizar, identificar e interrogar a cualquiera que transite por la calle.

Los PGuards se operan de forma remota y está equipado con cámaras de imágenes infrarrojas y térmicas, además de un sistema de alarma de luz y sonido. Emiten un mensaje que pide a los ciudadanos que respeten la ley y se queden en casa para limitar la propagación del virus y “salvar vidas humanas”.

Las herramientas tecnológicas son una de las mejores armas contra el COVID-19.

“¿Qué estás haciendo? Muéstrame tu identificación. ¿No sabes que hay un encierro?”, dicen estos ‘robocop’ a quien está por la calle. Después registran su documentación mediante la cámara y le preguntan a dónde se dirige y, si sus respuestas son adecuadas, le recomiendan que vuelva a casa.

Anis Sahbani es el creador detrás de este robot, lanzado en 2015 para realizar patrullas de seguridad. Lo comercializa la firma Enova Robotics de Sahbani y cuesta entre 100.000 y 140.000 dólares -entre 90.000 y 130.000 euros-. También puede operar de forma autónoma a través de la inteligencia artificial.

Según el diario ‘The Guardian’, la compañía está ahora considerando la manera de desplegar este tipo de tecnología en el hospital de Túnez para que los pacientes con COVID-19 puedan comunicarse con sus familiares.

Túnez impuso la primera fase de su cuarentena el 17 de marzo y las autoridades impusieron órdenes de cierre más estrictas a partir del 22 de marzo.