Varias personas fueron diagnosticadas erróneamente con fiebre
Un termómetro roto causó pánico y dejó a un hombre aislado en Fiambalá
La llamativa y preocupante situación se vivió este jueves en el hospital de Fiambalá, donde un hombre que había bajado de una expedición a más de 6.000 metros de altura concurrió al nosocomio para afrontar los controles de rigor a razón de que había tenido contacto con montañistas uno de los cuales presentaba un cuadro febril.

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Al hacerse presente en el centro asistencial se le tomó la temperatura y marcó 39 grados por lo que se activó el protocolo contra el Coronavirus y se decidió mantenerlo en aislamiento preventivo.


Pero la situación no quedó allí. Tras del paciente otros cuatro a cinco pacientes fueron detectados con fiebre, con exactamente la misma temperatura. Ante la preocupante situación se le tomó el propio médico y marcó exactamente el mismo cuadro febril.


Así fue que personal sanitario comprobó que el termómetro estaba dañado, que el cuadro febril no existía y destapó la polémica nuevamente por la falta de insumos.


Anahí Páez relató a El Diario de Catamarca la situación vivida por su marido, quien hoy pese a que se comprobó que la fiebre no existe, aun atraviesa el aislamiento.


“Bajó ayer de la montaña de una expedición con nueve personas de Rosario, Buenos Aires y Salta. Se habían el domingo pasado. Habían cambiado el destino porque dudaban que en San Francisco no les dejen pasar. Bajaron antes porque uno de los hombres tenía fiebre”.


“Ellos bajaron antes porque uno tenía fiebre y decidieron irse apenas llegaron aun sin llevarse todas las cosas. Decidieron regresar a sus hogares cuanto antes por la situación”, comentó la mujer.


Explicó además que los controles que les realizaron no fueron muy estrictos y que tampoco se le detectó la fiebre, aunque por fortuna el montañista les avisó que el cuadro febril desapareció y se interpreta que surgió al encontrarse en un clima frío.


Sin embargo, ante la preocupación generada por la situación explicó que su pareja, quien los había acompañado como guía, se dirigió al hospital por prevención al haber compartido esos días con el hombre con fiebre y allí se dio con que presentaba un cuadro febril de 39 grados.


Según relató con esa temperatura el médico que lo atendió interpretó que presentaba un síntoma de Coronavirus, “le dieron un medicamento y lo mandaron a aislamiento”, relató. Pero “no se quedó conforme con el diagnóstico y decidió pedir que le compren un termómetro para controlarse en el aislamiento”, donde comprobó que su temperatura corporal era de 35 grados.


Pese a que oficialmente fue diagnosticado como un caso sospechoso no se le practicó ningún tipo de control posterior, tampoco hisopado y se le mantuvo el aislamiento.


Al conocerse que luego de su caso otros pacientes presentaron la misma temperatura y que finalmente se comprobó que el termómetro estaba roto, su familia solicitó a las autoridades un nuevo control, pero no fue sino hasta este viernes que ante el ruego de la familia un médico se presentó en el lugar de cuarentena pero no le levantó el aislamiento y se le pidió permanecer por lo menos siete días en aislamiento, tampoco le admitió que el diagnostico febril podría haber sido errado.


Anahí explicó que su marido está decidido a cumplir con el aislamiento, pero siente que se dio un abandono de persona.


El hombre que además es propietario de un alojamiento permanece encerrado sin contacto directo con su familia y aquejado por la situación ya que generó una alerta que centra la mirada en su situación, pese a que no presenta síntoma alguno.


“Es abandono de persona, es tremendo. Nunca aceptaron el error del termómetro”, se lamentó la mujer, tras explicar que más allá de que la situación no afecta a la familia desde lo laboral ya que el hospedaje no debe funcionar si les genera un estigma social.


“Esperábamos que se admitiera el error, que se explique públicamente que no presenta síntomas de la enfermedad, pero no”, dijo.


Cuestionó también que además de un error garrafal refleja un grave problema con la falta de insumos que viene desde hace tiempo.


“No hay lavandina y la gente que trabaja allí debe lavarse las manos con detergente”, cuestionó.