En un taller sobre género organizado por la Facultad de Humanidades, relataron que el intendente de la Puerta de Corral Quemado, que acumula causas por abusos, las hostiga permanentemente. La decana, Patricia Breppe, aseguró que la universidad pública las acompaña.
La decana de de Humanidades, Mgter. Patricia Breppe, relató que en el marco de un Taller Conversatorio sobre Fortalecimiento de Vínculos Comunitarios Saludables con Perspectiva de Género, organizado por la Facultad en la localidad de Jacipunco, Puerta de Corral Quemado, “hemos podido, ver, oír y sentir testimonios conmovedores de mujeres que padecen un avasallamiento de sus derechos. Hemos sentido de cerca el tremendo dolor que padecen muchas mujeres de esa localidad y al mismo tiempo el valor para hacer un llamado, en este caso a nosotros como representantes de la universidad pública, para contar lo que ellas están viviendo por el hostigamiento de la máxima autoridad política de la Puerta de Corral Quemado.
En esta asimetría de poder, ellas han manifestado el padecimiento que viven por los abusos sexuales que han sido denunciados ante la Justicia”.
Como se sabe, el jefe comunal de esa localidad, Enrique Aybar, tiene cinco denuncias de abuso sexual, una de ellas transformada en una causa judicial que se encuentra en trámite avanzado, aunque aún sin definición pese a que la denuncia fue formulada hace varios años.
La iniciativa de realizar el conversatorio en la localidad de Jacipunco surgió de una egresada de la Facultad de Humanidades, la Lic en Trabajo Social Nidia Vázquez, que trabaja en una delegación del Ministerio de Salud de esa localidad. En su trabajo apoya y contiene a las mujeres de la zona, pero también padece el hostigamiento y las campañas de desprestigio de personas que, sospechan, responden al intendente Aybar. La profesional cuenta con todo el apoyo de las autoridades universitarias.
La decana dijo que le llama la atención “el silencio sobre esta grave situación de parte de otras instituciones de la sociedad, como los partidos políticos”, aunque valoró el pronunciamiento de algunos sectores de los partidos. Rescató, en cambio, el aporte de “organizaciones de mujeres que sí han asistido a las víctimas y que es muy importante que puedan seguir trabajando junto a nosotros en esta contención que tenemos que dar a este grupo de mujeres”.
Apoyo de otros espacios universitarios
Añadió que la Facultad de Humanidades cuenta con el apoyo de otros espacios y organizaciones universitarias en la tarea de acompañamiento a las mujeres que sufren abuso, entre las que mencionó el Consejo de Decanos de Ciencias Sociales, que además Breppe preside, o la Red de Facultades de Humanidades del Norte Grande. No descartó, incluso, la posible concurrencia a la Puerta de Corral Quemado de equipos técnicos de otras universidades especializados en temas de género.
Breppe también relató las dificultades que tuvieron que enfrentar en la organización de este conversatorio por presiones originadas en el municipio de la Puerta de Corral Quemado. “Esta actividad estaba planteada para realizarse en el club de la localidad, pero la gente del club a último momento manifestó que no podía hacerse allí, dejando entrever que temen represalias por parte del municipio. Se decidió, entonces, hacerlo en la plaza pública y se colocaron carteles para que las mujeres que habían ido al club pudieran saber que se había cambiado de espacio físico, pero esos carteles fueron sacados. Finalmente tuvimos que hacer el taller en un domicilio particular”.
Mujeres con ganas de luchar
La coordinadora del proyecto, la doctora Belén Verón Ponce, reflexionó que “las mujeres somos en general un grupo vulnerable, víctimas de violencia que tiene que ver con lo económico, con lo político, con lo sexual, con lo cultural. Pero en Jacipunco hemos visto formas de violencia contra las mujeres que se expresan también en amedrentamientos, en restricciones al acceso a recursos, en represalias por parte de la máxima autoridad del municipio. Nuestro aporte ha sido ayudarlas a problematizar esta violencia, a que puedan comprender esta situación como violaciones de los Derechos Humanos, fortaleciéndolas en su lucha”.
Dijo asimismo que “es bueno decir que si bien las mujeres son víctimas, es sumamente interesante ver cómo ellas se han fortalecido a partir de esta experiencia. Nosotros no vimos mujeres desvalidas sino mujeres que, si bien están atravesadas por el dolor, también están con muchas ganas de luchar”.
Una de las mujeres que denunció abuso por parte del intendente Aybar vive aún en esa localidad y fue uno de los testimonios más crudos. Contó que vive siendo hostigada y que sufrió en los últimos tiempos 25 robos en su casa. Relató que, pese a hacer la denuncia, nunca obtuvo respuestas positivas.