“Ojalá que el servicio sea cada vez más parecido al servicio de María, que reconoce las maravillas de Dios, pero nunca pierde la conciencia de su pequeñez, de su condición de servidora”, dijo el Padre José Antonio Díaz.

Durante la noche del jueves 12 de diciembre, día en que la Iglesia celebra a Nuestra Señora de Guadalupe, y a cuatro días de la culminación de las fiestas en honor a la Virgen del Valle y del inicio del Año Mariano Nacional, los servidores del Santuario participaron de la Misa de acción de gracias por la labor realizada durante el novenario.

La celebración eucarística fue presidida por el Rector de la Catedral Basílica y Santuario Mariano, Pbro. José Antonio Díaz, quien en su homilía hizo un paralelismo entre la Virgen de Guadalupe, Patrona de América, y la advocación del Valle. Dijo que “bajo el signo de la aparición de la Emperatriz de América -como también se la llama a la Virgen de Guadalupe- la evangelización fue avanzando y su imagen de rostro moreno, encinta, una imagen de la Inmaculada Concepción, fue acompañando todo el proceso evangelizador, y llegó hasta acá; algunos suponen que la Imagen de la Virgen del Valle, que estamos celebrándola en sus 400 años, estuvo inspirada en la imagen de la Virgen de Guadalupe, que se le apareció al indio Juan Diego”.

“Como allá, también acá, la Virgen estuvo primero en manos del pueblo originario, con lo cual, la Virgen está mostrando su predilección por los pobres, por los más humildes, por los indefensos, por los que en ese momento estaban bajo el dominio de los españoles. Desde allí comienza este camino de los 400 años en Catamarca. Por eso la vinculación que hay entre la Virgen del Valle y la Virgen de Guadalupe es muy fuerte, y para nosotros es una alegría que así sea, porque Dios así lo quiso”, remarcó el sacerdote.

En este sentido, dijo que “desde México hasta acá, hay como una señal de que la Virgen está presente en medio del pueblo y va adquiriendo características parecidas a su pueblo. Eso es muy importante, y tiene que ver con el misterio de la Encarnación. Así como Dios para mostrarse se identificó con un pueblo, con una cultura, para hablar de tú a tú, así también la Virgen quiere aparecer identificada con su pueblo. Por eso el tema de este Año Mariano Nacional, que hemos empezado el 8 de diciembre, que se abrió en todo el país, tiene como formulación central ‘María, Madre del pueblo, Esperanza nuestra’. Es la Madre del pueblo, y ese pueblo está llamado a parecerse a su Madre, pero antes que eso, la Madre quiso parecerse a su pueblo. Esa similitud marca una cercanía que habla de la sensibilidad, de la empatía que tiene Dios, que tiene la Virgen con su pueblo”.

En otro tramo, expresó: “Grandes cosas ha hecho Dios en María, grandes cosas quiere hacer Dios con nosotros… Él irá obrando sus maravillas en medio de nosotros, ya lo ha obrado durante 400 años con la Imagen de la Virgen del Valle, ahora necesitamos nosotros escribir una historia diferente en nuestra vida, en nuestras familias, en nuestra sociedad, porque para eso estamos”.

Finalmente, manifestó que “hoy, los servidores del Santuario dan gracias a Dios, que nos ha permitido servir, trabajar por amor a Ella, por amor a los peregrinos que llegan, y que este año superaron los cálculos. Ojalá que ese servicio sea cada vez más parecido al servicio de María, que reconoce las maravillas de Dios, pero que nunca pierde la conciencia de su pequeñez, de su condición de servidora”.

Antes de finalizar la Misa, se proyectó un video con fotos de los distintos grupos que prestaron su servicio durante las fiestas en honor a Nuestra Madre del Valle, realizando actividades en el templo, con la preparación de la liturgia, entre otras, como en la atención de los hermanos peregrinos.
Luego de la Eucaristía, el Rector del Santuario invitó a subir al Camarín, donde cada uno de los servidores saludó a la Madre del Valle.