Tras su paso por Austin y Sitges, ‘Amigo‘ aterriza en Madrid para presentar al público del Nocturna esta historia de toxicidad extrema llena de ecos fantásticos. Para conocer un poco más de la intrahistoria de la película charlamos con sus protagonistas (y guionistas y amigos de toda la vida), Javier Botet (flamante Máquina del Tiempo en la última edición del Festival de Sitges) y David Pareja, y también con su director y co-guionista, Óscar Martín y la productora Elena Muñoz.

Kiko Vega (KV): ¿De dónde la idea de ‘Amigo’?

Javier Botet (JB): La historia es mía, la idea de hacer una película con ella es de Óscar Martín, el director. Yo tengo ideas, cosillas personales que no sé si haré algún día, y Óscar y Elena vinieron con las ganas y la decisión de hacer una película. Conocían mis historias y en concreto la de ‘Amigo’ la veían viable. Con los medios justos, a pequeña escala, era viable. Luego llegó David, que es amigo mío de toda la vida, y nos pusimos a trabajar juntos.

Oscar Martín (OM): Bueno, que no te venda esa relación que él quería a Carlos Areces.

JB: No, yo en realidad quería a Christian Bale.

David Pareja (DP): Realmente la peli sale de que Belén y Óscar estaban ahorrando para comprarse una casa y justo antes de empezar a buscar la casa se les fue la olla y terminaron haciendo una película.

Elena Muñoz (EM): Nos sentamos a hablar de si era lo mejor en ese momento y terminamos haciendo la película.

OM: También tenemos ideas más ambiciosas, si alguien quiere venir con pasta, aquí estamos.

KV: ¿Cómo sale algo tan oscuro de unos especialistas en el cachondeo?

OM: Yo creo que la gracia estaba ahí. Yo era muy fan de sus trabajos, y hacer justo lo contrario me parecía muy potente. Como Takeshi Kitano, que pasó de ‘Humor amarillo’ a las historias esas de ultraviolencia. Ese cambio de mentalidad era lo que más nos ponía a la hora de hacerlo más oscuro, pero sin perder el espíritu suyo habitual.

JB: Casi todo lo que se me ocurre es tirando a chungo, y además todos coincidimos en nuestro gusto por el cine enfermizo. Queríamos ir más allá de lo políticamente correcto.

DP: En realidad si ves nuestros cortos verás que en el fondo no nos separamos tanto. Buscamos la comida desde la desgracia. Y en la peli hemos dejado un montón de pequeñas muescas de cachondeo, escondidas.

KV: Me gusta mucho la ambientación de la película, ¿por qué decidisteis algo así?

OM: No queríamos dar nada por hecho. Son unos personajes anclados en el tiempo. Habla un poco de nosotros, como sociedad.

EM: La idea era la de “volver a la casa del pueblo”. Esa casa de la abuela que siempre pertenece a otra época. Nos gustaba jugar con eso. No creo que sea muy importante para la historia, pero sí que es mucho más estético.

JB: Nos daba mucha libertad para todo, incluso para el vestuario.

DP: La casa, el ambiente, tenía que tener carácter. Ser otro personaje. Y además podíamos meter los homenajes que salen por la televisión.

OM: en realidad lo vemos más como una invocación que un homenaje al uso.

JB: Es magia negra.

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KV: ¿Teníais claro dónde terminaba la historia o tuvisteis dudas?

JB: Eso estaba clarísimo. Antes de empezar a rodar, antes de terminar el guión, sabíamos dónde terminaba la historia.

OM: Teníamos muy claros el principio y el final.

DP: Javi tenía el concepto en media página y ahí estaba todo ya.

KV: Hablemos de la escena de la escalera. ¿Eso sale a la primera?

JB: Se hizo dos veces, pero porque en la primera llevaba unas protecciones para no hacerme daño, y al final se veían en toma. La segunda vez lo hice sin protección.

EM: La primera salió perfecta, pero se veían las protecciones.

OM: Por montaje decidimos dejarlo así, pero había algo más de metraje ahí. Carlos Santana, el operador, se lo curró y lo ejecutó a la perfección.

JB: Tengo mucho talento para arrastrarme, probablemente sea el mejor gusano del mundo cinematográfico.

KV: A nivel físico parece una película muy exigente

DP: Fueron muchas horas. No nos cambiábamos la ropa ni de habitación. Cada uno dormía en la habitación que tiene en la película. Por la mañana Javi se despertaba con la gente del equipo preparando el cuarto.

JB: Lo sugirió Óscar, y nos pareció guay. Elena dio el ok, pero claro, es que no teníamos pasta para otra cosa. Eso sí, el recambio de mi pijama llegó cinco días tarde. Pero fue genial porque nos metimos de lleno en el personaje. Olíamos como ellos. En realidad fue un rodaje más exigente mentalmente. Fueron diez días muy locos. Entre las escenas de la bañera, los desnudos y los suelos fríos me puse malísimo. Una de las noches empecé a temblar, con fiebre, y a las tantas de la noche tuve que pedir ayuda, y no podía ni levantarme. Así que tuve que coger la campanilla…

DP: Para mí fue una experiencia muy guay. Tengo un gran recuerdo del rodaje.

JB: No podría decir que lo pasamos genial, pero sí que merece la pena hacer una así al año. Luego sale una peli.

KV: Hay una escena muy potente en una habitación que convierte ‘Amigo’ en otra cosa. ¿Estuvo siempre ahí?

OM: Ahí le has dado. Eso no estaba al comienzo.

JB: Eso nos lo encontramos puesto en uno de los pases de prueba. Se le ocurrió a Óscar. A mí también me impactó, pensé por un momento que tal vez tendríamos que haber tirado más por ahí.

KV: El final es fantástico y además te quedas a los créditos, porque vaya temazo

EM: La canción inicial era ‘Amigo’, de Roberto Carlos, pero se negó en rotundo. Entonces arrancamos un proceso muy largo y complicado para buscar alternativas. Conocemos a Don Ramón Farrán, director de la Orquesta Nacional de Jazz y compositor de grandes joyas del pop, y un día su hija nos comentó sobre una canción que podría encajar. Ahora estamos encantados con ella, es inmejorable.

KV: ¿Os veremos juntos de nuevo en otra?

JB: Hay ideas, claro. Tenemos un montón, pero aunque lo decimos de broma a veces se me pasa por la cabeza ‘Amigo 2: la venganza’.

DP: ¡Pero la venganza de qué!

JB: La cosa más absurda que podemos hacer es una secuela de esta película y eso mola.

DP: La uno la han visto dos mil personas. Hagamos la dos.